Tras la aparición del Covid-19 gran cantidad de negocios de diversos rubros tuvieron que modificar y transformar sus dinámicas mercantiles, la forma de mercadear sus productos y la manera de ofrecer una atención idónea a la clientela sin vulnerar ni poner en riesgo su salud.
Estos lineamientos tuvieron que ser atendidos por todos los comercios incluyendo la industria del vestido, la cual se ha visto algo desfavorecida por la falta de clientela y los reducidos horarios de venta.
Específicamente el sector nupcial y las tiendas encargadas de comercializar vestidos de novia han sufrido un gran golpe en sus entradas económicas.
“Desde que inició esta pandemia entraron en vigor diversas normativas que debimos acatar como cualquier otro negocio, sin embargo, las ventas bajas y la ausencia de eventos nupciales provocó una pérdida importante de dinero”.
“Tuvimos que mejorar nuestra labor de venta y acomodarnos a las necesidades de la población, es decir, las grandes fiestas y el vestido “pomposo” no fue lo más solicitado de hoy. La sobriedad y los casamientos civiles fueron un factor importante para que nosotros cambiáramos nuestros productos”, así lo mencionó la señora Reina Angélica Medina, modista y dueña de “Verona Novias”.
Esta experta además menciona que tuvieron que idear nuevas alternativas para no perder clientela, “Tuvimos que crear vestidos de novias más sencillos para ceremonias civiles, con material más accesible y económico para la novia, pues muchos vienen y refieren que no tendrán la boda de ensueño debido al Covid-19, así que prefieren vestir algo sencillo para la ocasión”.
En esta temporada son pocas las bodas que se han llevado a cabo y según el nivel de riesgo de contagio que indique el semáforo actual, es cómo se desenvuelven este tipo de eventos. “Nos hemos tenido que adaptar a esta crisis sanitaria, ya no esperamos que suban las ventas en vestidos de novia, sólo mantenemos la fe de que no bajen aún más nuestras ganancias. Es difícil mantener un negocio de este tipo en tiempos como estos, hemos dejado de ser necesarios, las parejas eligen casarse de formas muy sencillas y en cuanto a vestimenta eso ya pasa a un segundo plano”.
“Las novias y futuras esposas, ya no planean sus vínculos nupciales como antes y ya no se fijan tanto en cómo se verán en ese día tan especial. Ahora la urgencia de estar con su pareja, formalizar el compromiso y hacerlo posible en medio de una crisis sanitaria es lo único que importa, decir “sí” es la premisa”.
De igual forma señala que esta situación ha ocasionado desde el año pasado una baja considerable en ventas del más del 60 por ciento, no obstante han sabido sobrellevar este declive y la experiencia en medio de la pandemia les ha hecho recurrir a otras tácticas de venta.
“Muchas tiendas especializadas en vestimenta para novia han cerrado por completo, otras más sobreviven porque ampliaron la oferta de su mercancía como vestimenta para primeras comuniones, bautizos y hasta quince años. De igual forma ya se ofrecen otro tipo de artículos mucho más económicos y accesibles para la economía de las clientas”.
“También hemos sobrevivido por los arreglos en costuras de algunos vestidos que consiguen las novias en rebajas especiales o bien otros que les han sido regalados, para así dejarlos a la medida, pero la ganancia es mínima a comparación de adquirir un nuevo vestido”.
Actualmente en la capital existen un total de 144 locales dedicados completamente a este rubro, de los 292 que existen registrados en el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas, DENUE, en todo el estado. Esta crisis pandémica reveló que hoy las parejas futuras a casarse ya han dejado aún lado el valor material que implica realizar su encuentro nupcial, los diseños en la vestimenta ahora se adaptan a la ocasión, ya no se siguen al pie de la letra las tendencias en moda y por ende resulta ahora más económico adquirir un vestido para la novia.
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