El periodismo ejercido con auténtica ética profesional, debe enriquecer al reportero en todos los aspectos de su vida si realmente lo ejerce con trasparencia, no solo en lo profesional, sino también en lo personal y en el aspecto familiar, pues –dijo— es preciso vivir la vocación, enriquecerla y nutrirla cada día con los auténticos valores morales y espirituales que se nos dieron en familia ya desde niños, dado que “en la familia aprendimos a hablar y fue donde comenzamos a comunicarnos e interrelacionarnos con los demás, aprendiendo hábitos y costumbres que nos hacen ser mejores personas”.
Así lo señaló el arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, en exclusiva con El Sol de San Luis, con motivo del “Día del Periodista”, al celebrarse hoy Festividad de San Francisco de Sales, patrono, intercesor y protector de los periodistas.
Enfatizó que no se puede informar sin valores. Se debe informar con la verdad, con la auténtica verdad, ésta no se debe ocultar, pues tarde que temprano sale a la luz.
El Arzobispo exhortó a los periodistas a ejercer un periodismo ético, basado en los valores humanos, dado que deben informar con ética y profesionalismo, no pueden tergiversar la información a su propia conveniencia, rigiéndose por intereses personales o por consignas egoístas que solo benefician a unos cuantos y no a toda la sociedad.
Indicó que el periodismo debe vivirse como vocación y misión, no como una carrera profesional a la cual solo se le ve el beneficio económico.
Enfatizó que el Santo Padre, Francisco, en su mensaje anual con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, pide vivir la vocación desde el seno familiar, para proyectar ante la sociedad un trabajo periodístico oportuno pero con profesionalismo, con ética, con veracidad, basado en la investigación profunda, en el análisis detallado y en la crítica constructiva no destructiva, pues el verdadero periodismo nos debe llevar a construir una sociedad más justa, pacífica, equilibrada, armoniosa, progresista y democrática, donde el amor nos una, y no el odio nos desuna.