La muerte de mi abuelo marcó mi vida… pero limpié mis lágrimas, me dibujé una sonrisa y salí a la calle, porque el show debía continuar…
José Guadalupe Cabrera Debo, es el payaso “Bombón el Tremendo Levy”
Todos los fines de semana acude a la Plaza del Carmen para hacer reír a la gente y aunque el dolor lo embargue por dentro, sus problemas y sufrimientos se quedan en casa; los guarda en el cuerpo de José, para transformarse en Bombón.
“Hay saber dividir el personaje, porque José Guadalupe es una persona y Bombón es otra, aquí los problemas de José Guadalupe, se quedan en la casa. Con la muerte de mi abuelo algo cambió, pero cuando estoy triste le dedico mi show y sé que él de donde está me da la fortaleza para seguir”.
Desde los 11 años, tomó la decisión de ser payaso, oficio que compaginó con sus estudios. Su padre quien también se dedica a esta noble y muy antigua labor, fue quien lo enseñó a maquillarse y lo orientó en sus inicios.
Analista en Sistemas de Cómputo de profesión y payaso por convicción, “Bombón el Tremendo Levy”, relató al Sol de San Luis, que él no tiene derecho a estar triste, porque su labor es contagiar a la gente de alegría.
“Es difícil hacer reír cuando hay dolor por dentro, pero nos debemos a la gente y como dicen, ‘el show tiene que continuar’. Las deudas que yo tengo, los problemas que yo tengo, al momento que entró a trabajar, se me olvidan”.
Y cuando sale a la calle, platicó, se repite la poesía al payaso, “aquella que dice: con mi sonrisa fingida, mi cara pintada, tengo penas que ocultar para hacer reír a la gente”. Se coloca el disfraz, y sale a conquistar la sonrisa de chicos y grandes.
“Me ha pasado muchas veces que tengo que comerme mis lágrimas, además de la muerte de mi abuelo, he sufrido dos separaciones, porque es difícil que una mujer entienda esta labor, pero soy feliz, y no me veo haciendo otra cosa”.