- En Venado San Luis Potosí
Elaborado de pasta de gabazo de caña y traído en el siglo XVI desde Michoacán a las jaujas tierras del municipio de Venado, el Señor de las Injurias se ha convertido en esa región del Altiplano, en el Cristo más venerado por los fieles católicos.
Y aunque nadie en el municipio conoce la genuina historia del Cristo al que adoran y le atribuyen una serie de ayudas y milagros, cada año y con todo el fervor que la fe anida en sus corazones, miles de fieles se congregan en su iglesia construida en el año de 1775.
El Señor de las Injurias, es un Cristo venerado que tiene su propia iglesia en el barrio de San Juan en la cabecera municipal de Venado, su templo cuenta con cuatro puertas de acceso de hierro forjado, la principal con un arco y escalinata, seguidas por un amplio patio que conforma el atrio. A un costado, un vistoso jardín con palmeras y verdes pinos, jardineras y algunas plantas de ornato.
Al ingresar pueden observarse las imágenes cuidadosamente conservadas en paredes y cúpulas. Su estructura interna es muy similar a los templos de la virgen de la Purísima Concepción, pero con grabados distintos.
Al Cristo montado en el altar mayor lo rodean adornos en color azul índigo, color que predomina también en el lienzo que cubre su cintura y en todos los arreglos del templo.
A la imagen, la protege una estructura transparente y a sus pies se encuentra, una pequeña imagen de la Virgen de los Dolores.
Al Señor de las Injurias se le celebra cada año 40 días después de Semana Santa, sus festejos abarcan tres días de diversas actividades, días en los cuales los feligreses realizan penitencias caminando desde sus lugares de origen hasta por una o dos noches antes del día principal del festejo, o de rodillas desde la iglesia principal del municipio, según relató a El Sol de San Luis, al alcalde de ese Guillermo Martínez Guerra.
“El Señor de las Injurias, es un Cristo muy venerado, cada año atrae mucha gente de los alrededores, de municipios aledaños la gente se viene caminando desde un día antes para llegar a la mañana en que inicia su festejo que es por tres días, otras personas en penitencia se van de rodillas desde la iglesia donde se venera a la Purísima Concepción hasta su templo, nosotros como autoridad queremos aprovechar para atraer a más personas a que lo conozcan”.
Se cree según la historia del municipio, que al Señor de las Injurias lo llamaron así allá por el siglo XVI y XVII, como una forma de controlar y calmar a los nativos de las distintas etnias que habitaban la región, para evitar que se sublevaran, les infundían temor en torno al Cristo.
Una de las personas que se dedican al cuidado del templo y que es también historiador anónimo del municipio, narró a este diario lo que ha encontrado sobre el Señor de las Injurias en su recolección de datos cronológicos de la historia del municipio.
“En un libro yo encontré que en el año de 1600 lo trajeron a Venado unas personas de Michoacán, no se especifica a qué lugar con exactitud lo trajeron, en otro libro encontré que en 1701 lo sacaron de donde estaba y era venerado, para apaciguar a las etnias que había en esos tiempos”.
El profesor comentó que en su investigación algunas cosas no concuerdan del todo, sin embargo no hay archivo ni persona alguna que proporciones información más precisa que lo que dictan algunos de los viejos libros de historia.
En su investigación encontró también que en el mismo periodo, en el año de 1600, fueron hechos tres Cristos, el de las Injurias que se encuentra hoy en Venado, uno de El Saucito, y uno más que estaría en la Ciudad de México, los tres con la finalidad de controlar las revueltas de los nativos de las zonas, información que no se ha corroborado en su totalidad.
El templo del Señor de las Injurias se dice según la historia del profesor N. que fue construido en el año de 1775, siendo más antiguo que el edificado allá por el siglo XVIII para la Virgen de la Purísima Concepción.
En ese periodo, habitaban en Venado indígenas de las etnias Tlaxcaltecas, Tarascos, Guachichiles, “Negritos y Borrados”.
En el barrio de San Juan donde se edificó la iglesia del Señor de las Injurias, habitaban primordialmente indígenas tlaxcaltecas, por lo que se piensa, serían éstos los que más riesgos presentaban de impulsar las revueltas.
Se dice también en los libros de la historia del municipio, que para el año de 1673 “más o menos”, ya no había etnias.