- Contrapesos, es lo que México requiere
- Los “cartuchos quemados” panistas, presentes
En una mañana que a veces ilusionó al ponerse nublada y después desencantaba al asomar el sol con todo su poder y además bochornosa, cientos de potosinas y potosinos tomaron por cuarta ocasión la Plaza de los Fundadores, ícono de las luchas democráticas potosinas y escenario del inicio de grandes transformaciones, para apoyar a su candidata presidencial Xóchitl Gálvez.
Los llamados “defensores de la democracia” son en realidad simpatizantes partidistas. Por más que se llamen “potosinos con valor” o “frente cívico nacional”, basta con ver a personajes como Octavio Pedroza, Alejandro Zapata o los Azuara, o Conchalupe Nava, para darse cuenta de qué se trata, aunque también había ciudadanos de buena fe que en realidad luchan por que las cosas sean mejores en este país.
Los asistentes fueron convocados al evento desde las 9.30 horas, como parte de una movilización nacional para apoyar a la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México Xóchitl Gálvez; por goteo fueron llegando y no soportaron los intensos rayos del sol, por lo que optaron por buscar protección afuera de Banorte y del restaurante La Parroquia, cuyos edificios eran los únicos que proporcionaban sombra a esa hora.
No predominó el rosa, también iban vestidos de blanco y con infinidad de sombrillas multicolores. La plancha de cemento no se vio saturada como en las demás ocasiones, pero había entusiasmo, optimismo por participar, aunque los políticos se vuelvan a apoderar de las intenciones ciudadanas. Poco más de media hora después de lo programado, se abrió el micrófono.
Un minuto de silencio por víctimas del sexenio, se ofreció. Los que han desaparecido, los que han sido asesinados, los que murieron esperando medicamento para apaciguar el cáncer, todos a los que la Cuarta Transformación les ha hecho un mal, por acción o por omisión.
Y fue entonces cuando vino el desencanto de los presentes, de muchos de ellos, al aparecer en el pequeño templete la hija del doctor Salvador Nava, Conchalupe Nava, funcionaria gris en dos gobiernos priistas hablando de democracia, de luchas, de combatir al poder y demás frases trilladas que no convencieron. Los asistentes torcían la boca pues esperaban que el evento sirviera para que los ciudadanos se expresaran, no los mismos de siempre.
Y si. Los mismos de siempre. Los panistas que van de salida y los que tendrán su primera experiencia electoral con las mañas que les heredaron para obtener las candidaturas. También asistieron algunos priistas que, sin ninguna pena ni pudor alguno, hablaban de combatir la corrupción y generar un cambio. Los aplausos fueron tímidos y las arengas también. Las cartulinas sirvieron para taparse del sol y abanicar aire aunque fuera caliente.
No duró mucho el discurso oficial; luego vino el enlace satelital con el evento en el zócalo de la Ciudad de México, para escuchar el mensaje de Xóchitl Gálvez, pretexto ideal para replegarse a la sombra una vez mas y otros para retirarse en busca de un restaurante para desayunar. La plancha lucía entonces casi a la mitad.
A pocos días de las elecciones, los opositores potosinos y los ciudadanos de buena fe, dieron una muestra de que el despertar cívico llegó para quedarse, pase lo que pase.