- Ha desarrollado a través de los años una profusa actividad turística, en la que incluso se permite visitar algunas de las antiguas minas que estuvieron activas en siglos pasados
- Tiene una gran variedad de 33 especies de insectos que se dejan ver entre las veredas del cerro, chapulines, mariposas, arañas Lince Verde y Vinagrillos Gigantes
En la zona centro del estado de San Luis Potosí, un camino empedrado que nace entre el amarillo tenue de los abrojos y los chilayos verdes de los montes, indica la ruta que dirige al Cerro de San Pedro.
Ubicado en el municipio que lleva el mismo nombre, este cerro está rodeado por pequeñas localidades pobladas por un total de 5050 habitantes, y que de éstos sólo un poco menos de 120 familias residen en el pueblo minero que resguarda y protege este icónico cerro potosino; pobladores que en su mayoría poseen ADN huachichil en sus venas.
Tierra minera desde el año 1590, el Cerro de San Pedro es el vestigio de un pueblo indígena que después del descubrimiento de la riqueza mineral se convirtió en un sitio simbólico que fue pieza clave para el desarrollo de la entidad.
Fue en ese entonces que el capitán Miguel Caldera (fundador de San Luis del Mezquite, hoy San Luis Potosí) organizó una expedición a cargo de Gregario de León, Juan de la Torre y Pedro de Anda, para comprobar la existencia de mineral metálico que poseía el cerro, donde algunos cronistas de la entidad mencionan que llegó a extraer piedras de oro del tamaño del puño de su mano. Fue entonces que Pedro de Anda (otro explorador) nombró el lugar como Cerro de San Pedro del Potosí en honor al santo de su nombre y Potosí en alusión probablemente al cerro de Potosí en Bolivia, por la semejanza de tal riqueza.
Hoy el Cerro de San Pedro no sólo es referente de la bonanza económica que se desató en la entidad potosina en el siglo XVI sino que también, es ícono de la identidad del Estado, siendo este una parte importante del escudo y el documento de fundación de la ciudad de San Luis Potosí.
MINERÍA CON HISTORIA
Según se indica en los archivos históricos del Estado y en la información dispuesta por la Fundación Todos Por el Cerro de San Pedro, su población remonta sus orígenes a una fecha anterior a la fundación de San Luis Potosí, el 4 de marzo de 1592, cuando confirmaron la presencia de una zona rica en minerales.
Después de saber la existencia de esta área, se realizó el primer registro de minas por el capitán Caldera, quien tomó la mina y la cateó llamándola “La Descubridora”.
Oro y plata fueron encontrados en estos lugares, lo que propició que en el valle del Cerro de San Pedro se fuera poblando por familias dedicadas a la minería y fundición de metal ahí encontrado. Parte de las zonas que se llegaron a poblar fueron las congregaciones de Cuesta de Campa, Portezuelo, La Zapatilla, Jesús María, Calderón, Monte Caldera y San Francisco de Pozos (ahora Pozos).
El desarrollo minero provocó un incremento en la economía de la Nueva España en el estado de San Luis Potosí, fortaleciendo la agricultura, la ganadería, el comercio, y los servicios de la región. Lo que ocasionó que para el año de 1621, fuera considerada la tercera ciudad del virreinato más rica e importante.
Para finales del siglo XIX y principios del siglo XX el panorama minero de la entidad había llegado a su cúspide, el laboreo en las minas se volvió un poco más fácil, a comparación del año 1624, y en otros municipios y poblaciones cercanas también se dedicaron a la extracción de diversos minerales.
Después de algunas décadas de trabajo minero, se ordenó la suspensión de la explotación de minas por algunos años, donde el Cerro de San Pedro destacó por la extracción de minerales metálicos.
Desde entonces las antiguas minas de minerales Asarco, “El Barreno”, “Socavón de la Victoria” entre otras, terminaron su actividad, en la cual a partir de 1948 en la etapa pos revolucionaria de la entidad, se continuaron haciendo estudios de exploración para la posible reactivación del trabajo minero de la zona.
Actualmente Minera San Xavier es la única que se mantiene parcialmente activa, la cual enfrenta un proceso paulatino de cierre integral.
CULTURA DE PICO Y PALA
Dentro del Cerro de San Pedro, la historia del pueblo minero se mantiene vigente. Sus calles empedradas, pendientes rocosas y las fincas que hoy yacen desiertas, son el principal motivo de turismo en este lugar.
En sus rincones continúa el rastro de aquellos túneles por el que se trasladaron cientos de mineros durante siglos en este sitio. Algunos martillos, barrenas, picos, palas y hasta carritos mineros del siglo pasado, aún quedan de testigos del tiempo.
En el ahora llamado “Pueblo fantasma”, se percibe un aura abandonada que imprime en sus pequeños andadores y callezuelas , la memoria de sus tiempos de bonanza minera.
Documentaciones y archivos históricos se mantienen bajo el resguardo del Museo del Templete, uno de los sitios en donde no sólo se puede encontrar información acerca de la actividad minera del pueblo y el cerro, sino también de sus habitantes.
Enclavado entre los cerros donde los gavilanes y mirlos planean bajo el azul cerúleo de la atmósfera, el Cerro de San Pedro ha desarrollado a través de los años una profusa actividad turística, en la que incluso se permite visitar algunas de las antiguas minas que estuvieron activas en siglos pasados.
Por otro lado, esta localidad minera cuenta con un Templo Parroquial, dedicado a San Pedro Apóstol, y una la iglesia levantada al santo patrono de los mineros, San Nicolás Tolentino.
Un segundo Museo de Rocas y Minerales expone los rastros del trabajo realizado por los mineros, donde se puede atestiguar el proceso de extracción de metales que comúnmente se realizaba en siglos pasados.
Entorno a las actividades turísticas que se desarrollan hoy día en este cerro, se encuentra el reconocido Festival Cerro de San Pedro, en el cual disponen diferentes actividades artísticas y culturales destinadas para pobladores y visitantes, como conciertos y talleres.
Asimismo, el Cerro de San Pedro ha tenido algunas modificaciones en las áreas que permiten que sean visitadas por los turistas. Restaurantes de lujo, hostales y actualmente la construcción de un estacionamiento, son parte del desarrollo económico que se atestigua en la zona.
VIDA NATURAL
Dentro de la biodiversidad de la zona que rodea el Cerro de San Pedro cuenta con más de 92 especies endémicas de aves, animales terrestres, insectos, anfibios y reptiles, donde destacan la presencia de pájaros Carpintero Bolletero, conejo del desierto, ardilla de las rocas y águila Cola Roja; además de anfibios como el Sapo Cavador.
Del mismo modo, su territorio posee más de 142 especies de plantas y cactáceas -muchas de ellas protegidas por la Semarnat-. Entre las cuales sobresale la existencia de más de siete especies de Biznaga, magueyes y algunas plantas medicinales como el árnica.
También el color se expone con pequeños destellos, gracias a la gran variedad de 33 especies insectos que se dejan ver entre las veredas del cerro. Chapulines, mariposas, arañas Lince Verde y Vinagrillos Gigantes son algunos de los cueles se han observado en este territorio.
Cabe señalar que en cuanto a su descripción geográfica, es un municipio se encuentra enclavado en la zona montañosa, destacando en la parte norte el Cerro Reposa que se encuentra a 2,356 metros sobre el nivel del mar.
En donde muchos arroyos en este municipio tienen carácter intermitente, los más significativos en su parte norte son: Arroyo Siempre Viva, Arroyo las Cuevas, San Nicolás, Jesús María y los Agustines. En la parte sur: Arroyo El Grande, río El Monte, arroyo Quemado; al este arroyo El Rayo, El Encino, El Hundido, El Salado y al oeste los arroyos Cuesta de Campa, San Pedro y las Tinajas.
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