- David Alejandro, un apasionado de su oficio, domador del fuego, del miedo y la adrenalina
- También realizan rescates, apoyo en accidentes y capturan animales en peligro que resguardan
- “La mente es la que da los parámetros de la dimensión del peligro, a veces puede ser truculenta”
Domar el fuego y extinguir su ira, es el trabajo diario de David Alejandro, de 32 años de edad y quien desde hace 15 años combate siniestros donde las llamaradas podrían acabar con todo a su paso, sin embargo, su empeño y valentía han evitado que incendios se conviertan en grandes tragedias.
Ser bombero, no es fácil y le requirió además de una ardua preparación, un intenso control del miedo y de la adrenalina que constantemente se vive en situaciones de emergencia.
“Ingresé al Departamento de Bomberos, alrededor de los 17 años de manera voluntaria. Siempre me había llamado la atención desde que era muy pequeño. Me fascinaban los camiones gigantes rojos e imponentes y además amo la adrenalina que se siente cuando se atienden emergencias”.
A la edad de 23 años, este joven guerrero del fuego, tomó la importante decisión de quedarse de planta, es decir, vivir y trabajar en jornadas de 24 horas dentro de la estación y cuerpo de bomberos para que ante cualquier alerta pueda salir al rescate. Desde entonces su vocación se ha convertido en una forma de subsistencia.
Situación que no le ha sido nada fácil, pues dedicarse de lleno a su profesión le ha obligado a estar en la lejanía de su familia. “Lo más difícil es dejar a mi familia, prácticamente ellos tienen que ser independientes, ya que mi horario es de 24x24. A pesar de ello, mi familia se encuentra orgullosa de mi, pero como todo, hay un sentimiento de tristeza por mi ausencia. Al final su apoyo ha sido imprescindible y hasta ahora han entendido que esto es lo que me gusta”.
David aún no tiene hijos, pero su esposa ha sido un pilar importante en su vida y aunque en ocasiones el temor la rebasa, mantiene la templanza que necesita para apoyar a su marido a desempeñar mejor su profesión. “Siempre ha estado presente su apoyo y con eso me basta. Ella ha aceptado mi trabajo y me espera siempre, atenta y cariñosa”.
Parte del trabajo de David como bombero, no sólo está dirigido a acciones directas para el control de fuego y catástrofes incendiarias, sino también está encaminada a la atención oportuna de auxilio.
“Estamos capacitados para brindar todo tipo de servicio, no nada más para atender situaciones que tengan que ver con los incendios. Realizamos rescates, apoyo en accidentes vehiculares, capturamos animales que se encuentren en peligro y los resguardamos”.
En situaciones de riesgo, donde la vida se pone en juego, David titubea, pues como todo, enfrentarse al fuego es complejo. “Todo empieza desde que se recibe la llamada. En mi mente siempre me imagino la situación más complicada y difícil que pueda existir, para darme un parámetro de las dimensiones del peligro al cual me puedo enfrentar”.
“Al llegar al lugar del incidente pueden pasar dos situaciones: puede ser la más trágica y difícil de controlar, o bien, algo que no requiera un sobre esfuerzo humano. La mente juega un papel muy importante para desempeñar bien nuestra labor”.
“Puede en ocasiones ser truculenta y sabotearnos, por eso es fundamental controlarla. Con el tiempo mientras uno se encuentra en acción, el miedo va desapareciendo. Pero en todo momento siempre está la interrogante de saber si vamos a volver con los nuestros”.
“Sí da miedo, pero para mi eso es bueno, es una limitante que sirve de medición para saber hasta donde uno puede llegar, y que el pánico no se apodere por completo de nosotros es la clave. Siempre debemos tener presente que realizar nuestro trabajo lo mejor que podamos es una obligación”.
Por otra parte, el esfuerzo, el tiempo y la preparación que le conlleva a un bombero elaborar su trabajo desafortunadamente no es bien retribuida económicamente. A pesar de que arriesgan su vida, vivir de esta profesión es dificultoso.
David duda al responder acerca de las recompensas monetarias que le pueda dejar su trabajo, pero él insiste en que eso no es lo que importa, “Económicamente considero que nos falta, pero entiendo la situación que el Heroico Cuerpo de Bomberos padece. Nosotros somos una Asociación Civil, las estaciones de bomberos -lamentablemente- no son necesarias ante la Constitución, es decir no tenemos una certeza jurídica, económica y social. No recibimos recursos gubernamentales, sería lo ideal para poder realizar nuestro trabajo, pero igual lo desarrollamos en conjunto para que en un futuro esto sea una realidad”.
Mientras este valeroso integrante del cuerpo de bomberos, se transforma cual superhéroe, comparte cómo se vive dentro de una Estación de Bomberos y la importancia que tiene el portar adecuadamente su equipo de protección, ese que en innumerables ocasiones, -como la que se suscitó hace un par de días- le ha salvado la vida a sus compañeros y a él.
Orgulloso porta sus botas y un traje americano (chaqueta y pantalón) con un peso total de 12 kilogramos; guantes, monja (gorro de protección antiquemaduras) y casco, indispensables, según indica para enfrentar cualquier siniestro incendiario.
La mayoría de su equipamiento es donado y ya muestra las batallas que ha sorteado con el tiempo. David indica que en otros casos, es riguroso portar una mascarilla y un tanque de oxígeno que pesa más de 20 kilogramos, para poder hacerse cargo de situaciones de peligro en el que se exponen a químicos y gases.
Dentro de la estación está todo totalmente organizado. En toda una planta se encuentran los dormitorios, baños, vestidores, gimnasio, comedor y una pequeña sala recreativa. A su entrada se encuentran los camiones que los trasladan al lugar del incendio, y que están previamente acomodados según la catástrofe.
“Los camiones que utilizamos son especiales. Pueden llegar a costar cientos de miles de pesos, algunos de ellos han sido regalados por diversas organizaciones. Cada uno tiene una función, ya sea de rescate, para extinguir el fuego, o bien cuando nos enfrentamos a situaciones complejas donde puede haber una explosión mayor y exposición a químicos”.
“Cuando hay una emergencia, ya está el equipo previamente organizado. Como todo se encuentra en un solo piso, es fácil alistarnos, comúnmente ya tenemos los trajes a la disposición para usarlos”, puntualizó David.
Sus dormitorios sólo cuentan con lo indispensable y de manera obligada tienen que descansar un total de 8 horas mínimo por turno. Ejercitarse es una actividad necesaria, pues deben encontrarse en excelente condición física para atender las emergencias. Se alimentan de lo que el Cuerpo De Bomberos puede costear, sin embargo, la mayoría lleva su comida.
Los trajes que utilizan ya tienen las marcas del tiempo, pero aún resisten a pesar de que los años ya les ha cobrado factura. Ahí no existe el típico tubo amarelo por el que bajan los “apaga fuegos” en las películas norteamericanas, sin embargo, es notable su valentía y disposición para ayudar al prójimo, como cualquier película de acción lo muestra. Para David, este reto diario, “es jugarse el pellejo y no saber si se volverá con los nuestros”.
Sin duda los bomberos realizan el trabajo más complejo de todos, la paga no es justa y el peligro lo es todo, y a pesar de eso cumplen, salvan vidas y se enfrentan a la monstruosidad del fuego, ellas y ellos son unos guerreros de los incendios.
Los Datos
- En el estado de San Luis Potosí, hay 17 estaciones y cuarteles de bomberos para atender cualquier situación de riesgo
- Hasta el 2018 se contabilizó la existencia de alrededor de 14 mil bomberos en todo México, de los cuales poco más de 4 mil son voluntarios tal como informó el Presidente de la Asociación Mexicana de Jefes de Bomberos (AMJB)
- Un traje de bombero puede llegar a costar hasta 25,000 pesos, mientras que las unidades móviles alrededor de 15 mil a 20 mil dólares. Es por ello que la mayoría de sus trajes de protección han sido donados por diversas organizaciones.
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