- La unión nos hará trabajar juntos, en armonía, sin pleitos ni malas intenciones, y así podremos hacer un mundo más humano, en el que todos nos comprometamos a ser mejores y a dejar vicios y malos hábitos del pasado
La Misa Dominical en la arquitectónica Catedral metropolitana potosina fue presidida por el Secretario-Canciller del Arzobispo de San Luis Potosí, Presbítero, Licenciado José Antonio Martínez Ortiz, quien en representación del jerarca católico, emitió un mensaje de fe, de esperanza, alegría evangélica y de vida, para comenzar un año sirviendo a Dios y a la sociedad, olvidando y dejando a un lado egoísmos, rivalidades de todo tipo, odios, divisiones, venganzas, revanchas, avaricias, chismes, falsos testimonios, y desunión que no nos deja avanzar en ningún aspecto de nuestra vida social, familiar, laboral, etc.
El joven sacerdote católico de la Curia Arquidiocesana, indició que es muy importante dejar de lado todo tipo de situaciones, adversidades, complejos, malos hábitos, formas de vida inestables, o experiencias pasadas que nos alejaron en algún momento de Dios y de seguir su Evangelio, pues hemos de comportarnos como verdaderos Hijos de Dios, y más que comenzamos un año civil, y cuál más cuál menos, tiene propósitos para ser mejor ser humano, mejor hijo, hermano, ciudadano, mejor profesionista y cristiano, pues cada uno de nosotros podemos hacer mejor este mundo que habitamos.
“La pregunta que nos tendríamos que hacer es: ¿Qué debo cambiar en mí para ser mejor, para superar mis errores, pecados, defectos, malos hábitos, malas costumbres, mi mal carácter, y todos aquello que no me deja ser feliz?”.
“Si todos nos cuestionáramos a nosotros mismos, seríamos capaces de mejorar muchos errores que hemos cometido y que debemos superar viviendo de verdad el Evangelio de Cristo Jesús, obedeciendo –por auténtico y sincero amor, y no por obligación—los Mandamientos de Jesús”, señaló el padre celebrante.
Este esta celebración Eucarística se leyó el Evangelio en el que Jesús fue bautizado por Juan “El Bautista”, con lo que concluye el Tiempo Litúrgico de la Navidad, dando comienzo al Tiempo Ordinario, en el que los fieles refrendaron su compromiso como Bautizados en Cristo, con Cristo y por amor a Cristo, en quien debemos recomenzar una vida libre todas atadura de pecado, dijo.