Con toda una vida dedicada a la reparación de relojes y joyería, don José Luis Olvera Ramírez mantiene su negocio en el mercado Hidalgo, a donde siguen llegando clientes pese al paso de los años.
En un pequeño local del mercado Hidalgo, la Joyería Olvera mantiene un flujo constante de clientes, personas que acuden para que le cambien la pila a un reloj, para recortar la correa, pedir una reparación o buscar alguna pieza de joyería.
Ahí, su propietario, don José Luis Olvera comenzó a trabajar desde 1962, aunque sus inicios en el oficio fueron a los 10 años de edad, pues cuando cursaba la primaria sus padres comenzaron a enviarlo con su tío, don Federico Olvera, quien tenía una relojería en la calle Insurgentes, “tenía un taller muy completo, tenía joyeros, relojeros, fundición, hacía piezas de oro con un sistema rústico de forja y fragua, con carbón se fundía”.
Al salir de la escuela don José Luis se iba al taller de su tío y fue así como poco a poco, aprendió también a reparar relojes y joyería, ya en la edad adulta tomó capacitaciones que lo ayudaron a pulir la técnica.
Su capacitación y la experiencia, lo llevan a responder que no hay pieza difícil de reparar, pues poco a poco ha conocido el mecanismo que hace funcionar un reloj, incluso a simple vista identifica cuando hay un perno mal colocado –así sucedió al llegar un cliente mientras se realizaba esta entrevista-.
Las reparaciones pueden llevarse apenas unos minutos con la expertis de una vida, la disponibilidad de las piezas es lo que puede requerir más tiempo.
Aunque don José Luis aprendió el oficio en la familia, menciona que no tiene descendientes que se hayan interesado en seguir su camino, y ha tenido aprendices, pero tampoco se dedicaron a la relojería, pues se trata de adolescentes que eran enviados por sus padres para evitar que estuvieran en las calles arriesgándose a caer en malas conductas, y luego siguieron su formación profesional, “tengo aprendices que son ingenieros”.
Los trabajos que más solicitan son cambio de pilas, compra de joyería, soldadura, y aunque la aparición del celular ha llevado a que los relojes de pared y despertadores caigan en desuso, se mantienen los clientes con relojes de pulso.