Jacobo Payán Latuff murió este lunes a las 8.45 horas de causas naturales en su casa y acompañado de su esposa e hijos. Tenía 84 años de edad.
A las 18.00 horas fue velado y a las 20.00 horas se llevó a cabo una misa de cuerpo presente, con la asistencia de su familia, sus amigos y gente de todos los sectores de la sociedad, servidores públicos, trabajadores y deportistas.
Don Jacobo, como se le conocía en San Luis Potosí, en el país y en el extranjero, fue un exitoso empresario que incursionó en diversas ramas, desde el comercio de café, nueces y ropa usada en sus inicios, la venta de carros y de animales de corral, hasta grandes consorcios en el acero, la agricultura en invernadero, restaurantes, hoteles, gasolineras y transporte.
El deporte, o el futbol en específico, nunca lo consideró un negocio, sino una pasión. De la nada y sin que nadie aportara un solo ladrillo, construyó el estadio de futbol “Alfonso Lastras” con el patrimonio familiar, para entregarle a los potosinos un recinto digno y decente, donde pudiera disfrutar el deporte que era su pasión y en el que siempre estuvo involucrado, desde su juventud.
También incursionó en el servicio público y en la política. En 1987 fue designado por el gobernador del estado Leopoldino Ortíz Santos (QEPD) titular de Fomento Industrial, siendo el creador de la zona industrial que hoy da empleo a miles de trabajadores; promovió la juguera de Huichihuayán en la huasteca, para salvar a los productores de naranja de una quiebra inminente por los bajos costos a los que vendían su producto a los “coyotes”.
Fue presidente concejal de la capital por tres meses a finales de 2003, para cumplir un periodo que ajustaba los tiempos para que la nueva administración constitucional iniciara el 1 de enero de 2004 y no el 26 de septiembre como tradicionalmente se realizaba. Ese tiempo, tres meses, fue suficiente para hacer mucho.
Pavimentó Fausto Nieto que a la fecha no tiene un bache. Construyó el paso a desnivel en la Glorieta González Bocanegra con recursos aportados por empresarios. Pagó deuda pública -el único que lo ha hecho-. Hizo espacios deportivos, compró patrullas, camiones de basura y vehículos con rampas para discapacitados. Nunca cobró un peso de salario.
En 2009 fue postulado por el Partido Acción Nacional como candidato a la presidencia municipal, donde obtuvo cerca de los 100 mil votos. La “marea roja” y la traición de los líderes panistas de la época que no lo quisieron como candidato, fueron factores que impidieron su llegada a la alcaldía por tres años.
Hombre de familia, la anteponía a todo. No había acción que emprendiera sin pensar en su esposa e hijos, hasta para andar en la política los consultaba. Soñó siempre con un San Luis diferente, donde “todos traigan dinero en la bolsa, porque no hay nada peor que andar sin nada y con hambre. Yo se de eso”.
Sus empresas dan empleo a unos 5,000 trabajadores en todas las ramas. Desde un panadero que hace los bolillos que se consumen en las Parroquias todos los días, hasta un ingeniero que dirige las imponentes máquinas para hacer varilla. O un médico veterinario para las vacas, un científico para los invernaderos, una mesera que lleva el café caliente y un jardinero que riega el pasto del Alfonso Lastras.
Jacobo Payán fue un ejemplo de esfuerzo, de lucha constante, de perseverancia, una mente maestra para los negocios, un inquieto comerciante, pero sobre todo un ser humano de magnas proporciones. Ayudaba, aconsejaba, guiaba, siempre pensando en que “todos sean felices”.
Las condolencias no se hicieron esperar. El gobernador Ricardo Gallardo, quien le tenía un afecto especial, al igual que su padre; el alcalde Enrique Galindo a quien ayudó desinteresadamente siempre; políticos de todas latitudes, colores y épocas; sus trabajadores, tristes, ante la partida del patrón; futbolistas, la Liga MX, el Atlético de Madrid, cuya franquicia trajo a San Luis cuando nadie lo creía capaz.
El domingo, 24 horas antes de su muerte, se dio el tiempo para cumplir uno de sus antojos. Fue a la carnicería Las Dos Marías con su amigo Piña frente al Rastro Municipal a comer menudo, un delicioso menudo y vacilar un rato. Así era, sencillo, antojadizo, disfrutaba de los placeres de la vida, como un plato de menudo.
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Todos tuvieron un mensaje, una anécdota, una lágrima, un recuerdo para el gran potosino don Jacobo Payán Latuff, a quien le sobreviven su esposa y seis hijos, así como un hermano, don Juan Payán. Descanse en paz don Jacobo (1939-2024).