En medio de guacales repletos de fruta y algunas verduras, el trabajo femenino se niega a pasar desapercibido, pues la central de Abastos también tiene la huella de las mujeres que ahí laboran.
Diana Laura es una de ellas, una de las pocas cargadoras que ha sabido sobrellevar el peso del trabajo y la presión de un área dominada por los hombres.
A las cuatro de la mañana comienza su día, alista a sus dos hijas pequeñas para dejarlas al cuidado de algún familiar, para ir veloz a su zona de trabajo.
Al llegar ya le esperan más de 30 kilos de limones, cebollas, chiles y jitomates, que tiene que poner sobre su espalda, y si el trabajo es mucho, sobre un "diablito" para aligerar la carga.
"Toda mi vida he trabajado en la Central de Abastos, desde muy pequeña. Empecé como cargadora hace ya varios años, y soy de las únicas mujeres que realizan este oficio".
En esta Central se estima que existen más de 300 cargadores activos en sus bodegas, de los cuales se tiene conocimiento por parte de los comerciantes, que existen un total de entre 7 y 10 cargadoras mujeres en toda la zona.
"Es difícil trabajar en medio de tantos hombres, claro que si. Una tiene que demostrar las veces que sean necesarias que una es autosuficiente, que sabemos hacer el trabajo y que podemos con todo".
"Al día puedo llegar a cargar mas de 50 kilos en arpillas, guacales y cajas de mercancía. Además de llevar y traer otras tantas en el carrito de carga".
Esta valiosa cargadora, puede llegar a trabajar de 6 a 12 horas al día, dependiendo de la cantidad de trabajo que se tenga en la bodega para la que labora.
"Hay días donde el trabajo es mucho, pero como me gusta, se me pasa rápido. Mis compañeros me entienden y además están al pendiente de mi".
"Sin embargo el ambiente es duro y una tiene que saber enfrentarse a los hombres, pues son competitivos, y algunas veces se quieren "pasar de lanza" con la a mujeres que aquí trabajan".
En cuanto a los compañeros de Diana, ellos se dicen estar muy orgullosos de ella, pues ha demostrado ser una mujer muy capaz . "A ella la admiramos bastante, es madre y proveedora de su hogar, no hace distingo e incluso llega a cargar los mismo kilos que nosotros. Nunca se ha quejado y mucho menos se ha negado a realizar el trabajo. Ella como nosotros carga los costales en su espalda para salir adelante".
Diana es una de las pocas mujeres cargadoras que la Central de Abastos de San Luis Potosí emplea en una de sus bodegas, una mujer que ha demostrado -como muchas otras-, que puede romper estereotipos laborales, realizando actividades que comúnmente están destinadas al género masculino.
"Estoy orgullosa de mi misma, de poder realizar un trabajo que para muchos les requiere mucho esfuerzo. Yo hoy decido ser cargadora pues es lo que he hecho siempre toda mi vida. Que sepa la gente que existimos mujeres que no le tememos a desenvolvernos en el trabajo pesado que siempre han realizado los hombres".