Desde niña, quise ser paramédica: Fernanda

El agradecimiento en los auxilios, lo más gratificante; la flaqueza es cuando llegas a tiempo, pero ya no hay qué hacer por las personas

Alejandra Ruiz | El Sol de San Luis

  · domingo 7 de marzo de 2021

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

  • Cada emergencia, es impactante, pero siempre hay que poner la mejor cara y continuar con la ayuda, dice la joven Fernanda con ocho años salvando vidas

La valentía lleva el nombre de Fernanda. Una joven de 28 años de edad que al sonar la “chicharra” del cuartel de la Cruz Roja Mexicana, corre ataviada con su traje de rescate, para atender cualquier llamada de auxilio.

Paramédica y voluntaria desde hace ocho años, Fernanda Osornio demuestra el heroísmo que se encuentra enraizado en el ser mujer, donde devela el carácter y la fortaleza que emana del universo femenino dentro de la difícil profesión que desempeña.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Estudiante de Fisioterapia, madre de familia, esposa y trabajadora, -también rescatista- sabría desde corta edad que su vida estaría destinada a ayudar a los demás. Su enorme empatía y su amor por la adrenalina la llevarían a adentrarse al mundo de la atención prehospitalaria, labor que hoy le recuerda una vez más la fuerza que está gestada en su identidad.

“Yo ya sabía que quería ser paramédica desde que era una niña. Siempre me llamaron la atención las ambulancias. Crecí y me di cuenta que aquí había una carrera en la Escuela Estatal de Técnicos en Urgencias Médicas, me interesé en cursarla y desde entonces aquí estoy de paramédica”.

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Empezar fue difícil, menciona Fernanda. “Me enfrenté en un inicio a un mundo desconocido. La mayoría de mis compañeros ya tenían experiencia en algunas áreas de la salud, que les permitían tener una noción más amplia en emergencias médicas. Pero le puse empeño y pude lograr mi cometido”.

Desde entonces, para esta paramédica el desenvolverse en esta profesión le ha conllevado superar varios retos y miedos que se originan de manera natural, al enfrentarse a lo desconocido. Llegar al sitio o lugar del incidente, es poner de manifiesto todo el esfuerzo por salvaguardar la vida de otra persona y brindarle un cuidado médico oportuno.

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“Al final mi trabajo siempre es satisfactorio. Cuando el paciente me agradece, o a su familia reconoce mi labor, eso es lo más gratificante”.

Fernanda tiene todo el respaldo de su familia, pues saben que su vocación está en el ayudar a otros a estar bien. “Fue difícil para mis padres, al principio se preocupaban. Ser mujer y desempeñar una labor de esta índole nunca es fácil y mucho menos para quienes forman parte de nuestra vida. A veces nos perciben vulnerables ante cualquier emergencia, pero sé hacer mi trabajo y lo he demostrado. Ahora sólo sienten satisfacción de saber que hago algo que amo”.

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También hay momentos de flaqueza, donde Fernanda se ha enfrentado a la dura realidad de saber que en ocasiones, por muy a tiempo que se llegue a atender una urgencia ya no hay mucho qué hacer por la persona. “Lo más difícil de ser paramédica es cuando me doy cuenta que no se puede hacer nada por el paciente. Eso me duele y con el tiempo he aprendido a lidiar con ello”.

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Como mujer, reconoce aquellos casos donde los estragos de la violencia machista ha vulnerado la integridad física y moral de alguna congénere a quien auxilia, “He sido testigo de muchas situaciones en las que hemos llegado a brindar auxilio a mujeres violentadas. Por ética sólo puedo mencionar que alguna vez me tocó atender a una mujer por lesiones con arma blanca a manos de su pareja. Fue impresionante la crueldad y el nivel de violencia. Son situaciones que uno difícilmente olvida”.

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“Cada hecho de emergencia es un impacto en nuestras vidas, ver y saber desvalida a una persona, siempre es complejo y doloroso. Por eso es bueno ir a terapia, ayuda mucho. No puedes llevar ese dolor a cuestas hasta tu hogar, tu familia no se puede enterar de lo difícil que pueden ser las situaciones que se enfrentan dentro y fuera de la ambulancia, una siempre tiene que poner la mejor cara y seguir adelante para ayudar a más personas”.

Es por ello que en cada guardia y servicio que realiza Fernanda, siempre mantiene en su memoria el amor de su familia, que es lo que la mantiene fuerte y le da el ímpetu para hacer su labor de la mejor manera. “A veces siento un poco de culpa, porque soy muy entregada en lo que hago. Estudio y además trabajo en una tiendita de abarrotes, y en mis tiempos libres soy voluntaria como paramédico. Veo a mis hijos y sé que este esfuerzo sembrará la semilla de la empatía en ellos. Estoy consciente que ellos saben por qué me gusta ayudar y auxiliar a las personas y eso es lo que me motiva”.

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Los riesgos que ha llegado a enfrentar Fernanda como paramédico son muchos, el miedo al realizar su trabajo todos los días sigue latente. Pero hoy más que nunca el temor se intensifica, pues la presencia del Covid-19 es una condicionante para cuidar su integridad el doble. “Son muchas las tragedias que atendemos. En ocasiones nos ha tocado auxiliar casos de Covid-19 y el miedo que se siente es tremendo. Muchas veces los pacientes mienten, no cuentan sus síntomas, se arriesgan y nos vulneran, sabemos que son positivos al virus al momento de llevarlos a urgencias cuando los canalizan al área de atención para enfermos de coronavirus, es ahí cuando la angustia se apodera de uno. Son gajes del oficio, estamos para servir, pero seguimos siendo humanos”.

Por otro lado, su dedicación le ha otorgado a Fernanda bastantes logros, como el ser la primera mujer que representa a San Luis Potosí a nivel nacional en el equipo de Búsqueda y Rescate en Estructuras Colapsadas de la Cruz Roja Mexicana.

En ocho años esta aguerrida y valerosa paramédica ha demostrado que el ser mujer, es ir más allá del típico estereotipo que percibe la sociedad sobre lo femenino. Es tener la férrea convicción de construir espacios dignos que posibiliten su desarrollo personal, ya sea desde una ambulancia, sobre una camilla auxiliando a un paciente o entre los escombros de un edificio caído.

Fernanda Osornio no sólo es madre, esposa, hija y paramédica, es también una luchadora incansable que salvaguarda la dignidad humana, donde a la sombra de las luces de una ambulancia se reinventa así misma para lograr salvar vidas. “Soy una mujer valiente y quiero que así me perciba el mundo”, finalizó.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

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