Un desalojo masivo de locales frente al mercado Revolución, entre las colonias Popular y San Luis, provocó este viernes caos vehicular, desvío de varias rutas de transporte urbano y zipizape entre comerciantes y policías durante varias horas que se alargó por varias horas por reclamos de que no habían sido notificados con tiempo.
Desde temprana hora, en la calle Durango hubo intervención policial y, la invasión de muebles, mercancía y hasta perecederos, por la presencia de un actuario que acudió a presidir el desalojo de al menos media docena de locales que presuntamente estaban en litigio desde hace tiempo.
Alrededor de las 10:00 horas, sujetos contratados para el desalojo se apersonaron en un local habilitado como frutería, luego le siguieron otros como como una tienda de abarrotes y varios más, cuya mercancía, muebles y otros fue sacada a la calle.
Fue necesaria la presencia de elementos de la Guardia Civil Estatal y de la Guardia Municipal, así como de elementos de la Policía Vial capitalina que debieron cerrar el tráfico en el cruce de las calles Durango y Manuel José Othón, frente al citado mercado.
Ello provocó caos vehicular en la zona, pero sobre todo enojo y desesperación entre usuarios de las varias rutas del transporte urbano; los choferes de los camiones debieron buscar vías alternas para completar sus trayectos e, incluso, se vieron obligados a circular en sentido contrario por algunas arterias.
El pasaje quedó varado en varias esquinas debido a que ignoraban la situación, y sospechaban que todo se debía a algún accidente vial. Pero no.
Muebles, entre ellos refrigeradores, sillas, sillones estantería fue sacada y depositada a media calle –cuando se pudo dejar en la explanada del mercado Revolución- lo que bloqueó el tránsito.
Amas de casa o clientes de los negocios desalojados acudieron sorprendidos por lo que sucedía; se enteraron que los locales –que otrora fue una gran vecindad del rumbo- se enteraron que los locales estaban en litigio desde hace tiempo, tras el deceso de la dueña del predio y conflictos entre los familiares.
Varios propietarios de los negocios alegaron que no se les había notificado con antelación, pero representantes aseguraron que no fue así; aclararon que no era cuestión de rentas pendientes, sino que era un “conflicto familiar”.
La calle Durango fue depositaria del desalojo, pero también escenario de reclamos y un zipizape en cuanto llegaron los inquilinos del resto de los locales, que se opusieron, y hasta mostraron que estaban al corriente de sus pagos.
Jaloneos y reclamos, a la vista de policías que no intervinieron; ya por la tarde los ánimos caldeados se disiparon pero siguió el desalojo.
Los afectados indicaron que tienen más de 30 años establecidos, y señalaron que la intención de los actuales propietarios del terreno pretenden construir o un estacionamiento o un pequeños fraccionamiento, debido a que el terreno es muy amplio.