El caos de esta epidemia por Covid-19, ha obligado que los servicios médicos cambien, pues trajo consigo situaciones de grandes riesgos para la salud, donde hoy hasta una cita con el especialista odontólogo, se ha convertido en una situación donde la vida misma puede peligrar.
En un consultorio dental se realizan actividades que pueden originar la propagación del virus Covid-19 fácilmente, pues la carga viral de los pacientes por el continuo contacto con su boca, resulta ser un espacio idóneo para transmitir dicha enfermedad respiratoria.
Es por ello que algunos especialistas en estomatología, hoy en día han frenado sus servicios, a la espera de que esta crisis sanitaria cambie. Pero en algunas ocasiones, hay situaciones de gravedad donde estos médicos dentales se ven forzados por la vocación a asistir a pacientes con padecimientos críticos, que no pueden pausar sus molestias durante esta cuarentena prolongada.
Así lo fue para la señora Ernestina de 65 años de edad, quien en aislamiento rompió una de sus muelas al masticar fuertemente un alimento, lo que la urgió a agendar una cita con su dentista de cabecera. Temerosa al saber que estos espacios son un riesgo para su salud, se animó a ser atendida. Todo resultó de maravilla, en menos de 20 minutos le extrajeron una muela.
Pero al finalizar, la Doctora le entregó un documento en el que se leía, “Carta de exoneración. El suscrito, por mi propio derecho, que yo ( nombre del paciente), accedí a (procedimiento médico). Reconozco que por el carácter mismo del servicio dental existen riesgos, peligros, daños, lesiones y enfermedades que pudieran ocasionarse en mi persona y estoy de acuerdo en asumirlos al solicitar la atención médica necesaria. Así mismo, señalo que el suscrito (a) soy el (la) único responsable de mi salud, seguridad e integridad física. Libero de toda responsabilidad por cualquier accidente, deficiencia, alteración, lesión, menoscabo, contagios e incluso la muerte a (nombre del consultorio y doctora). Nombre y firma del paciente”.
A doña Ernestina no le quedó otra que firmar, pues fue atendida sin un familiar presente por las estipulaciones de sana distancia. De igual forma este incidente no le creó ningún conflicto, pues entiende que fue una urgencia, y que la Odontóloga al verse en la necesidad de atenderla tenía que respaldar su trabajo, pues en estos momentos los consultorios dentales son considerados de alto riesgo por las micro partículas de saliva que son un gran puente infeccioso para transmitir el virus.
Estas cartas de exoneraciones médicas, hoy día se han vuelto en la panacea de un sin fin de clínicas privadas, donde el Abogado Saúl Gámez, especialista en Derechos Humanos de la Salud, explicó de manera detallada el uso de estas Cartas de Exoneración Médica, y las responsabilidades jurídicas bajo las que debe de regirse cualquier Médico.
“Este tipo de documento tiene la finalidad de eximir a cualquier individuo de toda responsabilidad de alguna actividad específica, sirve para proteger a determinada persona si ésta realiza una acción que por naturaleza pueda poner en peligro la vida de otro/a. Estas cartas, buscan evitar una responsabilidad civil, pero esto no basta. Quienes se dedican a un servicio que conlleva un riesgo, requiere -por supuesto- todo un proceso legal”.
“En el caso de un médico estomatólogo, odontólogo o dentista, siempre deberá existir una responsabilidad médico-legal, en la cual sería necesario evaluar si la conducta clínica o procedimiento médico fue inadecuado, o tal vez el que se haya cometido una mala práctica”.
“Se entiende que estos expertos de la salud dental deseen respaldarse, más ahora con esta lamentable crisis sanitaria que no exime a nadie de poder contraer el virus, pero no veo necesario se otorgue este tipo de documentos a los pacientes, pues la responsabilidad profesional de un médico radica en el ejercicio correcto de su práctica médica. Además en esta situación que se vive sería muy subjetivo tratar de indagar de dónde proviene el contagio, pues cualquier superficie es idónea para que se propague el virus. Sin embargo es una obligatoriedad, la capacidad profesional del médico y que también cumpla con los derechos del paciente, como el trato digno y respetuoso, confidencialidad y proveer del espacio y herramientas necesarias, bajo las condiciones adecuadas para atender a dichos pacientes”, puntualizó.