Su impulso a los jóvenes sacerdotes y su contribución para que San Luis Potosí recuperara la concordia, son dos de los principales legados que deja el arzobispo Arturo Antonio Szymanski Ramírez, indicó el ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta.
Tras el fallecimiento de quien fue el primer arzobispo de San Luis Potosí, el ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta se dijo triste por su partida, pues recordó que hubo dos épocas en las que convivió de cerca con el arzobispo emérito.
La primera de esas épocas fue durante su periodo como gobernador del estado, de 1993 a 1997, cuando llegó al mandato después de una inestabilidad social que generó la rotación de tres gobernadores en un período de tres años.
Fue un gran conciliador, de enormes equilibrios y que contribuyó mucho con SLP a recuperar la concordia, probablemente fue la contribución que habremos todos de reconocerle
Destacó que Szymanski Ramírez tuvo para con él “una enorme solidaridad porque comprendía que no había un mejor futuro si no es través de la concordia y la armonía”, aunado a que estaba dotado excepcionalmente por su inteligencia.
Aseguró que durante su mandato, tuvo gran afecto por el entonces arzobispo y sus consejos, “alguna vez siendo gobernador expresé que una de las personas en las que buscaba su consejo asiduamente era con don Arturo, era un hombre muy equilibrado, con una enorme espiritualidad, y con un don de gente magistral que lo hizo ser muy querido por su comunidad y por su grey”.
Sánchez Unzueta indicó que la otra etapa en que se fortaleció su convivencia con Szymanski Ramírez fue cuando ejerció como embajador de México en el Vaticano, en donde juntos trabajaron en el desarrollo de diferentes objetivos, “algo que tenía don Arturo como una misión fundamental en su vida era alentar a los jóvenes sacerdotes potosinos”.
Incluso señaló que como arzobispo, monseñor Antonio Szymanski “le abrió el camino a muchísimos jóvenes sacerdotes de pueblos muy lejanos y muy abandonados, y probablemente sea su mejor legado”.