De chamarra y gorra azul, cubre bocas negro, pantalón de mezclilla y tenis, caminando con dificultad y la respiración agitada, Pedro César Carrizales “El Mijis” se presentó a la sesión del Congreso del Estado cuando llevaba dos horas y media de iniciada, para evitar una sanción grave ya que de no haber acudido, sería su tercera falta consecutiva.
“Tuve dos operaciones ambulatorias, me siento mal pero tengo que traer mis justificantes y hacer acto de presencia”, dijo con dificultad, mientras avanzaba rengueando, cargando una pequeña mochila verde militar donde llevaba sus documentos; buscaba a la presidenta del Congreso del Estado Vianey Montes Colunga para explicarle su situación.
Subió con dificultad las escaleras, escalón por escalón, apoyado en el pasamanos. No llevaba a su escolta, ni sus ayudantes, ni a los chavos banda que lo acompañaron en su recorrido por el país, iba solo, se veía vulnerable, con la salud dañada, sin los estruendos de sus apariciones públicas, como si no tuviera miles de seguidores en sus redes sociales.
Con esfuerzo llegó al pleno, algunos diputados se alegraron de verlo, otros simplemente levantaron la mano enseñando la palma cuando hubo contacto visual. Se dejó caer en su curul, empezó a hojear los asuntos que se estaban tratando, se subió el cierre de la chamarra para protegerse del aire acondicionado y se perdió en sus pensamientos.
Y se declaró listo para sus cuatro quimioterapias…porque de esta salimos Mijis, dijo.
