La entrada de urgencias del Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto”, bulliciosa, concurrida, de lento acceso, se ha convertido en un pasillo donde fácilmente se ve y siente el dolor y la pobreza, ahí se observa a hombres, mujeres y niños con gran pesadez, tristeza y hambre en la mirada; hoy aquellos que contaban con Seguro Popular, se encuentran con cobros excesivos, falta de material, tardanza en las operaciones y la novedad de que el Insabi ya no les cubre sus demandas médicas.
Unos fríos postes de concreto se han convertido en los sillones donde se sientan a esperar su acceso al nosocomio regional más importante del Estado, ahí no importa condición social, física y mucho menos económica, todos esperan el turno que, un nada amable portero les da para acceder a la institución, sea cual sea el trámite que tengan que hacer.
Cabezas agachadas, algunos retorciéndose por el dolor, llorando, afligidos, preocupados, cargando su cobija, de esas de jerga gruesa que no deja pasar al viento y que ayudan a tapar este frío que azota a la entidad, otros, beben a sorbos un café humeante, atole de champurrado que quema la lengua o, devoran unos tamales, esos de chile colorado con apenas unas hebras de carne. Así es como se rodean muchos de quienes esperan su turno para recibir servicios generales y de especialidades, ahí juntos los pacientes, con sus familiares y los que van a hacer la visita.
Este nosocomio recibe diariamente entre 100 y 200 personas, mismas que desde las 5:00 de la mañana, bien tapadas y enchamarradas, buscan la mano amiga de un médico que los saque de la agonía. La gran mayoría acude como afiliado al Seguro Popular, traen consigo su tarjeta, pero llevan en una bolsa de plástico, copias y documentos originales por si se los requieren.
El primero de enero de este año, el programa emanado del gobierno priista de Enrique Peña Nieto, “Seguro Popular”, sufrió una sustitución –ocurrencia del gobierno de la cuarta transformación de Andrés Manuel López Obrador–, por la que ahora se le conoce como Instituto de Salud para el Bienestar, Insabi.
Muchos se han quejado de desabasto en medicamentos -algunos de primera necesidad para pacientes con Cáncer-, falta de doctores, enfermeras, material quirúrgico, y más.
El Sol de San Luis, detectó en un recorrido por esta institución sanitaria, en un solo día y con una pequeña muestra de usuarios, que algo va mal y no hay autoridad que pueda hacer algo, puesto que, como dice el refrán, “todo se resuelve con dinero” y si algo no hay, es presupuesto Federal; en el Hospital Central están acostumbrados a recibir entre mil 100 y mil 400 millones de pesos anuales para atender a dos millones de personas y, el 95 por ciento de éstos se atiende con el ahora llamado programa Insabi.
En este espacio se pueden escuchar muchas historias, sobre todo de aquellos que no le temen a la cámara, aunque la gran mayoría no quiere hablar por temor a represalias. Son contados quienes se animan a decir la pesadumbre en que se encuentran.
No hay material, pacientes deben adquirirlos como puedan
Don Roberto, un hombre de 66 años de edad, apacible y sonriente, originario de Tamazunchale, San Luis Potosí, cruzado de brazos y dormitando bajo su cachucha negra, espera la oportunidad para ver a su esposa, quien fue intervenida por enésima ocasión para resolver una mala cirugía practicada en un hospital del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados, Coplamar, en su ciudad natal.
Hace dos años, su esposa Rebeca de 50, acudió al nosocomio perteneciente al sector salud con su tarjeta del Seguro Popular para ser operada de la vesícula, sin embargo, una mala praxis le dejó secuelas porque le cortaron de más, por eso, tomaron sus cosas y vinieron a este centro regional de salud, con más de una semana internada, hasta hace apenas unas horas la operaron, pues no tenían material necesario para esto y hasta que su marido salió a buscarlo en instituciones altruistas -éstas sugeridas por el mismo nosocomio-, fue como encontró alivio, afortunadamente lo socorrieron con un medicamento en una institución y en otra, no había el material que buscaba por lo que se vio en la necesidad de desembolsar los primeros 10 mil pesos, aun así, sabe qué tendrá que erogar más, a cambio de la salud de su mujer.
Ha encontrado instalaciones limpias y el personal médico le ha informado a tiempo sobre el diagnóstico, no batalló para ingresar, toda vez que contaba con su inscripción al Seguro Popular, no le pidieron otros documentos para brindarle la ayuda médica que suplicaban, sin embargo se encontró con que tendría que pagar el material para la intervención en mención.
“Nos han tratado bien, en Tamazunchale le cortaron un pedazo de más a su vesícula y ahora venimos porque se le taparon las vías biliares, ya le afectaba el hígado, le picaba el cuerpo, los oídos y los ojos, la abrieron para drenarla y ya sólo esperamos que los doctores nos digan qué sigue, luego, luego, nos atendieron, porque ella ya estaba inscrita, la metieron a urgencias y hasta que hubo cama nos la dieron, tengo Seguro Popular y ahora que cambió a Insabi solamente me pidieron que verificará que no estuviera inscrito al IMSS o al ISSSTE me pidieron la CURP de cada quien y el INE, y con eso ya lo atienden a uno, como si fuera el Seguro Popular, el único problema es que se tardan en conseguir el material, pero ahorita ya llegó, me tardo como ocho días”.
Los usuarios no desconocen el Insabi, saben que tuvo una transición su Seguro Popular, y parece que no les incomoda el tener que acudir hasta la delegación estatal del Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, por un documento que certifica que no están afiliados “yo ahorita solamente he pagado diez mil pesos, porque le tengo confianza a los doctores que están ahí, han estado pendientes”.
Cancelan operaciones
A un costado, revisando sus análisis, con bastón en mano, se encuentra doña María Manuela Estrada Martínez, tiene algunas vendas rodeando sus piernas y una cara compungida, aún así habla con nosotros y se abre completamente para señalar que, “el Insabi ya no cubre todas sus enfermedades ni medicamentos, ella se sorprendió cuando le dijeron que este sistema ya no cubre las 294 intervenciones divididas en mil 807 diagnósticos, 618 procedimientos, 633 medicamentos, y 37 insumos específicos del catálogo universal de Servicios de Salud.
Ella es la paciente y, padece de una severa artrosis y sufre del hígado “no me cubrieron unos análisis que me iban a hacer y me dijeron que esto es mientras que componen el Insabi, me dijeron que unas cosas sí las cubría y otras no“.
Desde que cambió a este sistema sanitario, se le informó de las modificaciones y con motivo de los nuevos trámites no la han podido operar de la rodilla “se me canceló lo de la rodilla, ya tenía la orden y la prótesis pero, me la cancelaron porque cambió a Insabi, mas dicen que sí me van a operar, yo estoy tramitando los estudios”.
No se queja de la tardanza en la atención porque sabe qué es mucha gente que confía en los servicios del nosocomio fundado en el año de 1947 “ahora que me sacaron una radiografía no había sistema y tuve que esperar mucho, pero son cuestiones normales, cuando venía no me cobraban y todo lo cubría el Seguro Popular, no me dijeron si me van a cobrar, lo que ahorita no hay es presupuesto ”.
Dice que ha corrido con suerte porque todos los estudios se los hicieron con tiempo pues desde agosto del año pasado se le desgastaron las rodillas y se le dificulta caminar; la citaron dentro de unos días y tiene que aprovechar y exprimir el momento porque para acceder a una sola consulta se tardan cerca de dos meses en otorgarla.
Acreditar que no están afiliados a otros Sistemas de Salud
A una callada y bella pareja originaria de la delegación de La Pila, San Luis Potosí, conformada por la ama de casa, María Juana Estrada Acosta, solamente les solicitaron una constancia que acreditara que no recibían otro tipo de servicios médicos, aunque como muchos, tendrán que esperar un buen tiempo para la intervención quirúrgica de su hija a consecuencia de la escasez de materiales –no saben cuáles-.
Ellos, humildes, callados y sencillos, tuvieron que correr hacia esta institución -que actualmente atraviesa por una remodelación-, debido a que su hija Alondra María de 16 años, se rompió un brazo, la van a operar y hasta ahora no han pagado un solo peso, solo han tenido que asumir los viáticos y traslados, no cuentan con la afiliación a ningún tipo de Seguro Médico, incluso es la primera ocasión en que recurren al Ignacio Morones Prieto, se han sorprendido porque no les han pedido nada, solamente documentos oficiales “nos pidieron la CURP, el INE y constancia de que no tenemos seguro, nosotros no tenemos nada porque mi esposo trabaja en la obra, pero ahora, con esto, nos vamos a tener que sumar al Insabi, me dijeron que hasta el fin de semana la van a operar porque ahorita no tienen el material para la operación, no nos pidieron que compráramos el material, ni nada”.
En la incertidumbre por dinero
En la misma fila pero un poco retirados del ajetreo que significa el área de urgencias, donde entran y salen ambulancias y médicos, se encuentran arrejuntados, consolándose, cabeza a cabeza, una pareja de jóvenes de 30 años de edad, quienes son originarios de El naranjo, San Luis Potosí, ellos están aquí por el nacimiento de su bebé, quien desde su alumbramiento padece de hidrocefalia y de la columna, lo que evitará que pueda caminar.
Confiados plenamente en el ahora Insabi, Yazmin Trejo y Cristian, llegaron desde hace dos meses con la póliza que los acredita como beneficiarios, para que naciera su pequeño hijo, quien desde ese momento no ha salido de ahí, porque lo hjan intervenido en varias ocasiones, pues tiene agua en su cabecita, hasta ahora le han cobrado por la operación en la espalda de su hijo, desembolsaron más de 6 mil 500 pesos.
Se espantaron porque pensaban que el Seguro Popular les cubriría todo, sin embargo, han cambiado las reglas de operación y tienen que asumir los costos de la estancia de su hijo “nos dijeron que casi todo lo cubría y al último, nos dijeron que siempre no, que la operación de la espalda no se cubría y tuvimos que pagar 12 mil pesos, pero como no tenemos dinero, nos bajaron la cuota a 6 mil 500 pesos, además nos pidieron comprar una válvula medicada que aquí no hay, ayer lo operaron y no sé qué vaya a pasar a la hora que me lo den de alta, cuánto me vayan a cobrar”.
Insabi no los agarró desprevenidos
Impetuoso, y defensor de este organismo sanitario es un joven padre, Ramiro Aguinaga, quien al igual que muchos, guarda el momento para entrar, quiere ver a su esposa Tania quién hace unos días, dio a luz a su hermoso bebé, menciona que desde el año pasado se prepararon con su póliza “pues sí cambió, pero es lo mismo, va a seguir siendo lo mismo, sólo los que no tienen, tienen que venir con una Curp y una Credencial de Elector y con eso los pasan, nosotros ya tenemos, no tenemos necesidad de traer nada, sólo es para quienes no están afiliados, no sé, si me van a cobrar algo, en diciembre cobraban mil pesos, pero como no teníamos dinero, nos cobraron cien pesos, nada más, una consulta aquí en urgencias, es casi nada a comparación de otros lugares, no hemos tenido problemas para nada”.
Él, desconoce sí el proceso seguirá siendo el mismo en el futuro, puesto que el personal administrativo que lo recibe, solamente les informa que habrá una transición sanitaria.
Urgencias, de los solitarios
El área de urgencias del Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto”, se ubica en la calle de Niño Artillero, a un costado se encuentra la Facultad de Ingeniería, Estomatología y el Hábitat, donde pululan jóvenes estudiantes, despreocupados, alegres y festivos, quienes transitan en una zona limpia, constantemente barrida, ordenada y vigilada pero, al llegar al nosocomio en mención se observa una escena completamente diferente, una de individuos solos, silenciados, con suciedad, grasa y un montón de puestos ambulantes, donde no faltan las garnachas, tacos, gorditas, burritos, tortas y tamales –a los que ni médicos ni enfermeras sucumben, pues se les ve paseando con su itacate- que son los que de alguna manera alivian no sólo los estómagos, sino el cora2zón de muchos que pacientemente esperan noticias buenas.
Esa calle divide a dos mundos, la de los universitarios felices, sin preocupaciones y sanos, y la de los pacientes sufridos y adoloridos.
En espera de las reglas de operación
A mediados de este mes de enero, la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, Mónica Liliana Rangel Martínez, reconocía que aún están pendientes y en espera de las reglas de operación para el funcionamiento del Instituto de Salud para el Bienestar, Insabi, mismo que asegura, guarda los derechos de quienes se afiliaron en su momento –lo que pudimos comprobar incierto-, la novedad de este sistema, es que ya no será necesario registrarse, basta con demostrar que es ciudadano mexicano y se recibirá atención médica, aún cuando esté en riesgo la saturación de los servicios sanitarios.
Se ha dicho que generó desempleo porque hubo despidos del programa peñanietista, que incluso han criticado los federales de salud, como Guillermo Soberón Acevedo, Julio Frenk Mora, José Ángel Córdova Villalobos, Salomón Chertorivski, Mercedes Juan López y José Narro Robles, porque no hay reglas definitivas de operación.
El Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto” desde el 18 de julio de 2018, se encuentra en remodelación oficial y se invir2tiendo más de mil millones de pesos para habilitar una torre médica con siete niveles, 250 camas censables, 13 quirófanos y 80 consultorios, y aún así se encuentra en la disyuntiva de atención médica, que los propios usuarios enumeraron para este diario de la Organización Editorial Mexicana, OEM.