- Tecmol siendo Tecmol, como si estuviera en esos remotos sitios donde la gente se ríe de verlo y no le entiende nada de lo que dice
- Un recinto sin vida, sin propuestas, sin esperanza, con butacas vacías y moderadores rebasados
Las elegantes butacas azules del auditorio en el Centro Cultural Bicentenario extrañaron aquellos días de gloria, del “zapatazo” al doctor Toranzo a los estruendosos aplausos de la concurrencia para recibir a Enrique Peña Nieto cuando acudía en calidad de gobernador del Estado de México y pre candidato presidencial a los informes de gobierno. Esos, eran tiempos de gloria para este moderno escenario.
Esta noche, lució desolado, no solo sin público, sino sin ideas, sin propuestas, sin la esperanza de que vienen cosas mejores, sin debate entre los nueves mujeres y hombres que luchan por gobernar San Luis Potosí los próximo seis años. Así como una pelea del “Canelo”, que convoca a miles pero no prende, no genera sentimientos, no entusiasma ni emociona.
Afuera del CCB, la fiesta empezó temprano. Cientos de seguidores del “Pollo” Gallardo invadieron las calles aledañas, descendieron de camiones y de inmediato empezaron las porras. Divididos en varios grupos para cubrir todo el entorno y las puertas de acceso al recinto, se toparon con pequeños contingentes de MORENA. Camisa de Mónica y banderita de Xavier Nava y viceversa.
Los alrededores de la sede del debate parecían la explanada del estadio Azteca, un domingo cualquier previo a un América- Pumas. Porras subidas de tono, mentadas de madre, amagos de pleito pero nada más y los automovilistas molestos por el cierre de calles, sonando su claxon contra todos los equipos de campaña.
Como auténtico rock star, Ricardo Gallardo fue el primero en llegar y desde el vestíbulo alzó el brazo izquierdo para saludar a sus seguidores, que, apilados en el barandal unos sobre otros como película de zombies, estallaban en júbilo, gritos y hasta lágrimas. ¡“Nos vio”, “nos vio!, gritaban las féminas dando pequeños saltos con las palmas de sus manos sobre el pecho.
Luego llegó el Tecmol, José Luis Romero Calzada, enfundado en elegante guayabera y peinado. La reportera Martha Arriaga, en el acceso principal, le preguntó si el INE le había fiscalizado el uso de su helicóptero. “Yo no contesto mamadas, con todo respeto". Otro reportero insistió y la respuesta fue "ya, hasta ahí llegué, papi".
Formaditos los nueve candidatas y candidatos en el auditorio del CCB, frente a dos moredadores, Patricia Flores y Miguel Gallegos, que se vieron titubeantes, inseguros y rebasados por la importancia del evento, hicieron lo que quisieron con los temas.
Con un formato tipo sorteo de Mundial de futbol, dividieron a los 9 participantes en grupos de tres por tema. En el primer bloque sobre seguridad, pusieron a los tres punteros como cabeza de grupo para que no se enfrentaran entre si. Mónica, de blusa guinda y saco gris, dijo que San Luis será el estado más seguro del país y así, con lugares comunes le siguieron El Tecmol, Octavio Pedroza y Ricardo Gallardo. Corrupción, feminicidios, policías mejor pagados y con seguro de vida, fueron las propuestas en temas de seguridad.
Pasaron 40 minutos para que Octavio Pedroza hiciera uso de la voz. Formal, de traje y corbata, traía balas para todos. A Ricardo Gallardo le dijo que no es posible que diga que “con la salud no se debe hacer negocio” y le recordó el caso “Sandra” en el ayuntamiento capitalino, una proveedora de medicamentos que cobró millonarias facturas y nadie la conoció. A Machinena le dijo que no fuera negativo, que todo se puede hacer si se tiene mentalidad de “como sí de pueden hacer las cosas” y a la doctora casi ni la mencionó y eso también es estrategia.
Repartió dos o tres “jabs” pero nadie se enganchó. Sus oponentes aguantaron los golpes y optaron por seguir de largo. Sobre todo “El Pollo”.
Arturo Segoviano, el candidato ciudadano, apareció por fin en la campaña, a menos de un mes de las elecciones. Le recriminaron seguidores en redes sociales que hable de buscar beneficios en la educación superior cuando en su Universidad tarda años en entregar los títulos a sus estudiantes y es el examen profesional más caro de todas las universidades privadas.
Tecmol siendo Tecmol: “dejémonos de chingaderas y mamadas”, gritó cuando cerraba su discurso sobre propuestas en salud, creyendo que estaba en una comunidad donde dice eso y mas y la gente ni le entiende y nada mas se ríe de verle la cara y luego les compra unos tamales o un atole para compensar. Marvely Costanzo, sobre actuada, a gritos como si su micrófono no funcionara y con su tema a favor de fumar mariguana y despenalizar el aborto.
Después de 2 horas y 20 minutos de monólogos, llegó a su fin el primero de dos debates organizados por el CEEPAC, sin trascendencia, sin despertar el interés ciudadano y declarándose todos ganadores.
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