“Mataron a miembros de nuestra familia”, reclamaron vecinos del fraccionamiento Villa Antigua, que desde el miércoles pasado volvieron a angustiarse por el envenenamiento de perros comunitarios, y uno de casa al que le tocó probar también del veneno esparcido en la zona, cuando paseaba despreocupado.
En consecuencia, han convocado a una manifestación “por los que no tienen voz”, la cual se llevará a cabo este viernes 29 de octubre en la zona Poniente de dicha colonia, a las 3 de la tarde, de acuerdo con información compartida por la organización “Amigos de Corazón México”.
Y es que, revelaron los vecinos, apenas unos días antes, mataron a dos más de la “manada”, un grupo de lomitos que en esa zona poniente de la capital potosina, encontraron una familia, un refugio donde les proporcionan alimentos y cobijo y, cuando lo necesitan, hasta atención veterinaria.
A la matanza por envenenamiento sobreviven varios de ellos, protegidos del frío en una casa de campaña que los vecinos les instalaron; ya comienzan a salir después de que se revisaron los alrededores en busca de la carne con veneno que fue dejada de forma deliberada.
Paulina y Zarina lamentan que todavía existan personas que no respetan a los animales, y tienen confianza en que será la última vez que se enfrentan a una situación similar: Piden castigo ejemplar para quienes esparcieron el veneno.
Un grupo de vecinos ya revisa con detenimiento las videograbaciones de las cámaras de vigilancia del sector, en espera de detectar algo sospechoso; tienen la certeza que se trata de algún vecino, pero todavía no se atreven a señalar a alguien.
Sin embargo, ya pidieron la intervención de las autoridades y se formuló la denuncia correspondiente; “Miel” o “Güera” y “Tigre” o “Atigrado” son los dos perros comunitarios que fallecieron el miércoles; “Burbuja”, una perrita de casa –rescatada el año pasado-, es la otra. Semanas antes fallecieron de similar forma dos más: “Vaquita” y “Valiente”.
Indicaron que los perros comunitarios que ahí encontraron un hogar son atendidos diariamente, además de que son desparasitados, vacunados y esterilizados. “No molestaban a nadie”, dijeron.
“Estamos enojados, sentimos impotencia; pedimos apoyo para dar con esas personas; nos estamos juntando para dar con ellos, que sepan que hay consecuencias…”; hay también angustia porque el veneno que todavía prevalezca en la zona afecte a menores que viven y juegan en la zona.