Hace años que la clínica de Milpilla, en los alrededores del relleno sanitario, no funciona, incluso no tiene puertas ni ventanas, por lo que los niños y adultos que se dedican a pepenar, carecen de un espacio digno para recibir atención médica, denunció Saúl Haro, presidente de Macrolynk.

El empresario lamentó que además de trabajar a corta edad, los centenares de niños que se dedican a la pepena carecen de un espacio digno para recibir atención médica cuando lo requieren, pues la clínica que se encuentra en los alrededores del relleno sanitario, lleva años en deplorables condiciones.

Explicó que la clínica sólo cuenta con sus cuatro paredes, pues carece de puertas y ventanas, pero las paredes sólo tienen el revoco y el piso es de cemento, “es triste que donde nosotros tiramos toda nuestra basura -porque gracias a ellos nuestras casas están limpias-, y estos niños que están en la pepena todo el día no tienen esa protección en salud”.

Debido a ello hizo un llamado al Gobernador del Estado para que haga llegar ayuda a esa clínica, pero también extendió el llamado a sus compañeros empresarios, “no todo es gobierno, si nosotros los empresarios también nos ponemos a trabajar podemos hacer grandes cosas”.

Precisó que los empresarios pueden donar puertas, ventanas, pintura y cualquier otro material para rehabilitar la clínica, insistió en que los niños que se dedican a la pepena “hacen un gran trabajo para nosotros y cómo es posible que en un lugar así una clínica no tenga ni siquiera lo mínimo para operar”, por lo que pidió a los empresarios voltear a ver a la comunidad y hacer trabajo social, no sólo negocios.

Además de la pobreza, la Milpilla sufre de problemas de violencia, y en ese clima se desarrollan cientos de niños que desde pequeños son llevados a acompañar o trabajar con sus familias en la separación de basura.

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