- De piel morena, rostro desencajado y su cuerpo en cruz, una de las imágenes religiosas más identitarias del catolicismo
Villa de Pozos, SLP.- La nostalgia invade a doña Petra Zárate Martínez, de 72 años de edad, al saber que este 2021 será el segundo año consecutivo en el que su Cristo de Esquipula permanecerá al cobijo de su familia, sin tener contacto con feligreses y devotos, pues la tradicional Procesión de los Cristos del municipio de Villa de Pozos, no podrá llevarse a cabo por la permanencia del Covid-19.
Ya son más de 300 años desde que se realiza este típico evento que enmarca la Semana Santa en esta localidad. Procesión que para la señora Petra significa toda una historia al cuidado y veneración de esta imagen que posee su familia desde hace más de un siglo.
“Al “Señor de Esquipula” lo tenemos aquí con la familia Zárate desde 1901. Esta pieza religiosa fue pasada de generación en generación para cuidarla. Este Cristo, fue encontrado en esta casa cuando la adquirió mi bisabuelo, sin capilla, guardado en un corral del terreno”.
“Cuando mi bisabuelo lo encontró, le pidió al anterior dueño que la casa se la vendiera con todo y la imagen religiosa, y éste accedió. Sabemos ahora gracias a la intervención de un restaurador, que este Cristo data aproximadamente del año 1800 por la forma en la que está elaborado. No se sabe con exactitud qué tipo de madera es, pero por el tiempo de antigüedad suponemos que puede ser desde cedro blanco, táscate, ahue- huete y hasta oyamel”.
De piel morena, rostro desencajado y su cuerpo en cruz, el “Señor de Esquipula”, se ha convertido en una de las imágenes religiosas más identitarias del catolicismo en Villa de Pozos, al cual le adjudican cientos de milagros que hoy se exhiben en la capilla de la familia Zárate Martínez.
Mechones de cabello que sirven como ofrenda religiosa, medallas, cruces y “milagritos”, son algunas de las tantas muestras de adoración que las personas han dejado como testimonio de su amor y cuidado alrededor de esta imagen religiosa.
“La capilla existe desde hace más de 100 años, en los cuales siempre lo hemos celebrado y venerado. Mucha gente es devota a este Cristo y a pesar de la pandemia, muchos vienen a verle. Ahora en esta temporada de Semana Santa permitimos el acceso, y a diario mínimo aunque sea una persona viene a dejarle una veladora”.
“Es difícil que por segunda vez no se lleve a cabo la tradicional Procesión de los Cristos. Son cientos los que año con año participan con imágenes grandes o pequeñas, y el “Señor de Esquipula es uno de los más distintivos”.
PROCESIÓN DE LOS CRISTOS EN CASA Y A SANA DISTANCIA
En años anteriores, antes de la llegada del Coronavirus, la preparación del Cristo de Esquipula estaba rodeada de la presencia de cientos de feligreses que esperaban con ansias a verle pasar en la icónica procesión.
Sin embargo, ahora los preparativos se realizarán a puerta cerrada, en la privacidad del hogar de la familia Zárate Martínez, quienes han decidido continuar la misma rutina a pesar de no poder sacar la imagen a las calles que por décadas le vieron transitar.
“Los tres días santos, que son jueves, viernes y sábado, al “Señor de Eaquipula” lo bajamos de su altar. Toda la composición del altar se cambia, como el papel picado, veladoras y adornos varios. Se le hace una cama de flor de manzanilla, la cual se adorna con naranjas y banderitas”.
Y así como un hijo herido, que necesita del cuidado y la atención para curar sus lesiones, se recuesta la imagen en un espacio que evoca la vida, la muerte y resurrección, para después de rezar un rosario repleto de devoción católica abrir paso, a lo que en años pasados se viviría como una caravana de crucifijos a cuestas.
“El jueves en la noche acostamos la imagen en la cama de flores. El Viernes Santo era el día en el que se realizaba la Procesión de los Cristos, y teníamos que levantar la imagen en punto de las tres de la tarde, para ponerlo nuevamente en su cruz para llevarlo a la iglesia y realizar el recorrido. El Cristo era cargado por fieles devotos a esta imagen, les llamamos “cargadores”, ellos venían por la imagen, la acompañaban y lo llevaban por la procesión, todos hombres”, refirió la señora Petra.
Ahora, el recorrido de los Cristos no será posible, no obstante, su adoración y todo el preparativo previo sí se hará. Petra comenta que a pesar de que el Covid-19 les obligó a parar esta actividad religiosa, hoy más que nunca se encuentra agradecida con el “Señor de Esquipula”, por su cuidado, pero sobre todo por mantener la fe de quienes hoy enfrentan dificultades.
El “Señor de Esquipula” ha ayudado a mucha gente, a personas que cruzan la frontera y son atrapadas por la migra, familias que pasan por el doloroso proceso de un familiar enfermo, en situaciones legales en las que ha permitido la liberación de gente inocente, mujeres, niñas, niños y personas de todas las edades que se encomiendan a él para que les cuide.
Este Cristo moreno, refleja en su piel la especial veneración que tienen por él los fervientes católicos que buscan consuelo ante la desesperanza, su mirada expone lo vulnerable que puede llegar a ser el ser humano y como éste por ello encuentra alivio en una imagen que exhibe el dolor que muchos sobrellevan, es y será siempre un motivo de esperanza para quienes hoy día se aferran a la fe para seguir adelante.
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