En la Víspera de la Festividad de San Francisco de Asís se celebró el “Tránsito de San Francisco”, la cual fue enmarcada por una solemne concelebración Eucarística presidida por el Arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, acompañado del Padre Guardián de los Franciscanos, Pbro. Fray Óscar Guadalupe Villalobos Avendaño y los Frailes que forman parte de esta Congregación fundada por “El Santo de los Pobres”.
Sacerdotes Carmelitas y Cofrades del Templo del Carmen y de San Francisco, así como cientos de fieles se unieron a esta solemne celebración en la que se recordó el paso de la Vida a la Muerte del Santo de Asís.
Una procesión verdaderamente solemne por las calles del centro histórico aledañas al Templo, se realizó con el cuerpo de San Francisco después de la celebración Eucarística, y después de recordar las últimas palabras, visiones de la Patria celestial y manifestaciones místicas que tuvo nuestro Padre San Francisco, al contemplar previo a su muerte, el rostro de Jesucristo y María Santísima y contemplar en su agonía la Vida Eterna.
Después de la Santa Misa, se dio pan bendito, que bendijo el Arzobispo y que repartió junto con los Frailes Franciscanos, para recordar la gran caridad que tuvo hacia los pobres el Santo de Asís.
En su homilía el jerarca católico dijo: “San Francisco compartió sufrimientos, tristezas, alegrías e incluso festejos con los que amó; supo acoger a los pobres, a los pecadores y afligidos, así como a los señalados por cometer acciones injustas e indebidas, no propias del Evangelio de Cristo Jesús, sin embargo, el amó hasta el extremo sin juzgar a nadie”.
“Nuestro hermano San Francisco se pone en esa actitud sencilla, humilde, nada soberbia, para comprender, amar y servir a los demás”.
“A veces nosotros no actuamos conforme a la voluntad de Dios a ejemplo de San Francisco, porque nos sentimos violentados por la indiferencia y nos cuesta trabajo equilibrar nuestra vida ante tantas otras realidades”.
“San Francisco tuvo una comunicación muy íntima con Dios; es preciso encontrarse consigo mismo y decir no a la realidad que nos da el absurdo consumismo, pues él dejó todos sus lujos e incluso a su misma familia, para seguir a Cristo bendito”.
“Sólo en Dios se encuentra la gran paz y armonía en nuestra vida, en un mundo donde hay tantos intereses y poderes particulares y donde se maltrata tanta la biodiversidad, es urgente imitar al Santo de Asís”.
“Ahora es muy fácil que por intereses de cualquier índole quieren atentar contra la naturaleza y no se quiere recapacitar que estamos atentando contra la vida”.
“El equilibrio más hermoso con la naturaleza lo da Dios, así como el equilibrio más perfecto lo dá nuestra armonía con nuestros hermanos. Desgraciadamente a veces pasamos desapercibidos ante la hermosura de la naturaleza”.
“Vivimos un tiempo de tantos egoísmos, agravios, violencia, indiferencias, por lo que es tiempo de imitar las virtudes, dones, cualidades, y nuestros dones con nuestros hermanos más necesitados, como lo hizo San Francisco, quien sembró paz y amor y vivió la pobreza, pero con suma riqueza en su vida interior, hagamos pues, nosotros lo mismo”.
“Hagamos de nuestra vida un nuevo cántico y vivamos la alegría del Evangelio como la vivió San Francisco”. Concluyó el jerarca católico.