Con muchos colores e imágenes poderosas se vivió la 70 edición de la Procesión del Silencio

El manto del dolor cubrió todo el Centro Histórico, como queriendo ocultar los sentimientos desbordados

Raymundo Rocha | El Sol de San Luis

  · sábado 8 de abril de 2023

Norma Rivera | El Sol de San Luis

Es un luto multitudinario. Son miles los testigos que sufren esta noche de dolor, en cuyo corazón se clava como espina el fúnebre golpe del tambor y el sollozo de la trompeta estremece el cuerpo, a cada paso, cada segundo, siempre. Así, como desde hace 70 años

Los cófrades descalzos, encapuchados, los costaleros soportando hasta una tonelada en sus hombros, las religiosas bañadas en llanto, los soldados romanos de rostro duro y en esta edición, charros y personas en sillas de ruedas, indígenas, todos, recordando el sufrimiento por la muerte de Jesús.

Norma Rivera | El Sol de San Luis

Norma Rivera | El Sol de San Luis

La Procesión del Silencio, con sus 32 cofradías de 2,800 integrantes, inició puntual, de hecho, segundos antes de las ocho de la noche, una noche fresca, fría, con una luna impresionante que alumbraba como foco de watts infinitos, con el anuncio de la Guardia Pretoriana que se incrustó en la marcha fúnebre.

El manto del dolor cubrió todo el Centro Histórico, como queriendo ocultar los sentimientos desbordados, esos puños apretados, esa saliva que no atraviesa la garganta, esa lágrima que asoma y se niega a resbalar por la mejilla, temerosa de que le sigan más y nunca pare.

Cristian Robledo | El Sol de San Luis

Cristian Robledo | El Sol de San Luis

Porque si algo se respira aquí, es devoción y amor; son miles las personas sentadas en sillas negras de hasta 200 pesos cada una, que han venido a presenciar el lento paso de un Viacrucis y los Misterios Dolorosos del Rosario. El sufrimiento de la Virgen por la muerte de su hijo por nuestra salvación.

Es una columna que parece no tener fin, de muchos colores, de imágenes poderosas que trasmiten sabiduría, enseñanza, solidaridad. Que tiene como escenario una cantera eterna vistiendo edificios coloniales, adoquines que sostienen la fe de los cófrades y un cielo primaveral que no lloró, porque comprendió que los terrenales ya tenían mucho dolor.

Norma Rivera | El Sol de San Luis

Norma Rivera | El Sol de San Luis

Las calles aledañas al paso de la Procesión, fueron cerradas desde temprano, mientras llegaban poco a poco y en racimos, los potosinos, los originarios de otros estados y países, que abarrotaron restaurantes y hoteles en las últimas horas. Son 70 años de tradición y nadie se lo quería perder.

El alcalde Enrique Galindo y sus acompañantes se apersonaron en el templo del Carmen para “abrir las puertas” y dar inicio a la Procesión. Enseguida, tras las múltiples fotos que después difundiría, “se retiró por respeto”. El arranque oficial estuvo a cargo de la secretaria de Cultura Elizabeth Torres Méndez, la secretaria de Turismo Aurora Mancilla, el secretario de Educación Juan Carlos Torres Cedillo, el padre Alejandro Vallarta, Superior del Templo del Carmen y el oficial mayor Noe Lara Enríquez.

Las estrechas calles del Centro Histórico fueron recibiendo a los cófrades, pregoneros, costaleros y demás participantes. Las impresionantes imágenes, sostenidas con la fuerza de la devoción, no perdieron un cirio, un pétalo, un tocado, una corona. Se erigían majestuosas y todos las admiraron.

Cristian Robledo | El Sol de San Luis

Cristian Robledo | El Sol de San Luis

Niños sobre los hombros de sus padres, mujeres en las rejas de las vetustas ventanas de nuevos hoteles, bueno, no nuevos sino remodelados, comensales en las terrazas de los restaurantes, burócratas influyentes en edificios públicos, funcionarios en zona VIP frente a Palacio de Gobierno; es lo que tiene esta manifestación majestuosa de fe, que une a todos, si, a todos.

A las 22.20, de la enorme puerta de madera, del templo iluminado del Carmen, asomó la cofradía fundadora de Nuestra Señora de la Soledad, nacida en 1954 cuando los padres carmelita inculcaron a los toreros la devoción a la Virgen, que tiene una lágrima de circonio, perlas en su corona, tocado con mantillas sevillanas, brocado dorado bordado en pedrería y un puñal de oro y perlas clavado en el pecho por el dolor del hijo muerto.

Cristian Robledo | El Sol de San Luis

Norma Rivera | El Sol de San Luis

Avanzó entre cánticos dolorosos que penetraron el corazón de los asistentes y la mirada perdida de los devotos, los toreros y matadores que, en el anonimato de la capucha, mantienen la tradición de participar como les enseñó la familia de Fermín Rivera. Esta cofradía anunció el final de la Procesión y el momento más triste de la jornada.

San Luis Potosí cumplió con su aportación a la fe y a la tradición. Los cambios no empañaron la voluntad de quienes asistieron a compartir momentos de reflexión y fortalecimiento de su propio espíritu. La Procesión del Silencio, en su 70 aniversario, sigue siendo una Procesión de Fe.