Olivia Cerrillo López tenía 27 años, cuando de pronto, le apareció un dolor intenso en su cuerpo que nunca antes había sentido. La llevaron a la clínica, e inmediatamente el médico dijo: "Deben haberse roto las trompas de falopio por embarazo ectópico"; luego vino la revisión, ultrasonidos y no había sucedido tal situación.
Pasaron aproximadamente 8 meses, y de pronto los dolores en el abdomen regresaron con más fuerza, y con ello los ultrasonidos pélvico, vaginal, anal; el resultado un endometrioma de 14 centímetros.
En ese momento tan íntimo y tan sentido, Cerrillo López supo que tenía endlmetriosis, un trastorno de salud crónico que se caracteriza por la presencia de tejido similar al endometrio (el revestimiento dentro del útero), fuera del útero.
Luego de esta situación, Cerrillo López recibió una noticia de su ginecólogo, quien la instó a probar con tratamiento para ver si se podía reducir y evitar la cirugía.
"Yo asustada también recuerdo haber pedido el apoyo de un médico naturista que me recetó 8 diferentes tés al día, entre ellos, me acuerdo perfectamente uno era de carbón. Cada que llegaba mi regla los dolores eran insoportables, me tenían que inyectar Dolac para poder contener la inflamación.En el trabajo una mañana me tuvieron que bajar en camilla para llevarme al hospital en ambulancia. El futuro para mi era incierto y yo me resistía a ser intervenida quirúrgicamente, hasta que no hubo otra opción".
Cerrillo López recuerda despertar en la sala de recuperación, ver las luces y sentir el mareo por la anestesia. Más tarde el Doctor le explicó "fue cirugía mayor abrimos de forma vertical y sacamos un endometrioma de 17 centímetros, como un balón de fútbol americano".
Días después la citó, y dijo: "limpiamos bien, pero nos vamos a asegurar con un tratamiento por 6 meses, no vas a reglar, te vamos a inyectar cada mes una dosis de lucrin y vas a tener todos los síntomas de la menopausia".
" Recuerdo que en ese entonces cada inyección costaba dos mil quinientos pesos. Paso un año y medio de la primer cirugía y por la noches al dormir comencé a sentir como algo me estiraba e incomodaba por dentro. Luego, de nueva cuenta los molestos ultrasonidos, resultando otro endometrioma de 12 cm. No lo podía creer. Cuando se suponía que debiera estar experimentando el gozo por los embarazos o la maternidad, mi vida atravesaba otros caminos".
Nuevamente ella tuvo que ser intervenida con dolorosa cirugía y el tratamiento posterior de 6 meses para dejar de menstruar. El médico solo le decía: "tu caso es la endometriosis con el nivel más severo"
"Pasaron nuevamente dos años y el dolor en mi cuerpo regresaba, el doctor solamente decía que no era posible. Nuevamente peregrinar y lastimar mi cuerpo con los ultrasonidos vaginal y anal.
El resultado era que no tenía formaciones como las anteriores, pero que sí tenía adherencias, las cuales se podían limpiar mediante laparoscopia".
Llegó el día y posterior a la intervención el ginecólogo le informó: "no pudimos limpiar tus trompas están como si les hubieran puesto resistol y sangre vieja pegada por completo, pude haber abierto y limpiar pero no lo hice hasta que tu decidas". Y le comento a Cerrillo López: si te quieres embarazar tenemos que hacer fertilización in vitro.
"En ese momento recuerdo sentirme agotada y con gran sentimiento le pedí a Dios que me permitiera hacer mi vida de forma normal, que si no estaba en mi destino ser madre, lo aceptaba pero que me permitiera vivir, trabajar era ya el año 2002 y comencé a hacer también decretos del libro "tu puedes sanar tu vida" de Louise Hay, y otras terapias alternativas que me pudieran ayudar a salir de esa etapa tan dura".
Para ese entonces, la salud emocional de Cerrillo López estaba frágil, porque todos le preguntaban "por qué no has tenido familia", y siempre que alguien querido festejaba el embarazo o el alumbramiento de un bebé, ella vivía sentimientos encontrados que la llevaban al llanto, donde nadie pudiera verle.
"Pasaron 8 años aproximadamente y los dolores regresaron, aunque de forma diferente, me hacían estudios y todo estaba aparentemente bien, fueron aproximadamente 5 meses en los que casi a diario anhelaba regresar a casa después de trabajar.
Los analgésicos, antiinflamatorios no me hacían nada y solo quería estar acostada poniendo un cojín caliente que aminorara los espasmos; recuerdo como a veces desesperada me subía a la bicicleta para tratar de minimizar el efecto; el aire acondicionado en el trabajo era también insoportable".
La endometriosis llegó a cambiar la vida de Cerrillo López de muchas formas, después de sufrir esos años los dolores físicos, los tratamientos, las cirugías, se propuso dar siempre el mayor esfuerzo y la milla extra para que no hubiera queja de que la enfermedad le impidiera laborar y dar resultados en las encomiendas dentro del Congreso del Estado, dónde ahora trabaja.
"Sin embargo a la par de ello, viví episodios de rudeza por parte de compañeros y compañeras, la denostación, la burla y la crítica. El umbral del dolor tenía que ser grande no solo en lo físico, sino también en lo emocional. Tuve que amortiguar todo. Además de las responsabilidades que sobre mi espalda he tenido".
Tener endometriosis es una batalla con el cuerpo mismo, siendo mujer con lleva el estigma de los resultados propios de la enfermedad, una situación que día con día Olivia hace frente desde su trinchera.
"Hoy que se conmemora el día mundial de la endometriosis, lamentablemente veo que después de 25 años no hay grandes adelantos de la ciencia, y la solidaridad humana tristemente tampoco ha crecido. ¿Que si mi vida ha sido fácil? no no ha sido fácil".