El sincretismo entre lo prehispánico y la adoración a un dios único, impulsada por los españoles durante la conquista espiritual de las etnias estuvo presente en el municipio de Mexquitic de Carmona al oeste de la capital potosina en el inicio de los festejos a San Miguel Arcangel, santo patrono del sitio, que es una tierra de tradición y fe que se niega a perder su raíces pese a la modernidad.
Llegar a Mexquitic es un viaje al pasado, un pintoresco pueblo que lució a su máximo esplendor, con las calles llenas, la vendimia y el olor a incienso, todos apretaditos con una afluencia superior a 2,000 espectadores.
La muestra de las danzas prehispánicas nos hizo viajar a ese México de tradiciones y que nos llevo a conocer de cerca al encanto que envuelve a Mexquitic.
El atrio de la Parroquia de San Miguel Arcangel, que data de 1590 de la orden Franciscana, puso de manifiesto las raíces aztecas del pueblo; una ceremonia de danzas prehispánicas donde se ofrecieron saludos a los cuatro puntos cardinales además que se esparció el humo sagrado de incienso y copal para recibir con esto la energía del otoño y despedir el verano.
Con las danzas ofrendan, se establece un ambiente de armonía con los elementos, tierra, agua, aire, todo con el fin de que la energía sea positiva llegue a toda la región de los Chichimecas.
Los tambores y el sonido del teponaztli se podía escuchar a distancia.
Así comenzaron las danzas sagradas en Mexquitic para dar paso a la fiesta patronal en honor a San Miguel Arcangel.
Un rito que no se había documentado y que se realiza para establecer una conexión con el cosmos y con la bondad de la madre tierra, que todo lo sana y lo purifica. Una experiencia que enriquece, al ser rituales marcados por lo extraordinario. El misticismo del pasado prehispánico a su máxima expresión en pleno siglo XXl.