- Trabajan desde las cinco de la mañana, alrededor mil cargadores entre 17 y 50 años de edad
- Diariamente esta área mercantil produce más de 20 toneladas de basura, 70% es inorgánica
Costales de fruta y verdura inundan la vista, alarmas de camiones y los gritos de los jóvenes y hombres adultos que exclaman el esfuerzo de la pesada carga que llevan en la espalda, enmarcan el área de la tradicional Central de Abastos. Piñatas colgadas, semillas en tambos y los típicos “diablitos” en los pasillos le dan la bienvenida a la clientela.
Este espacio comercial es de las obras más importantes de desarrollo mercantil en el Estado y fue realizada gracias al gobierno del entonces alcalde Lic. Guillermo Fonseca Álvarez.
La Central de Abastos fue creada en el año de 1976 debido a que los mercados potosinos ya resultaban insuficientes para una población creciente que, en esos años, rondaba en las 400 mil personas totales en la capital.
Hasta el momento no se han realizado trabajos de remodelación o reestructuración en la central, puesto que toda innovación o modificación que afecte la estructura queda prohibida, así como la reestructuración de paredes maestras u otros elementos esenciales del edificio, que puedan perjudicar su estabilidad, seguridad, salubridad, comodidad y vialidad, así como abrir claros o ventanas en forma que afecte el conjunto y que perjudique a la estética general del inmueble no se permiten. Si existieran daños en algunas de las bodegas, la reparación de éstas están a cargo de los dueños de las mismas.
El diseño de este espacio está pensado en el libre tránsito de personas y vehículos, para ejecutar maniobras de carga y descarga, y asimismo estas se ejecutan en el tiempo necesario para trasladar la mercancía del vehículo al interior de la bodega.
Este espacio de comercio cubre una gran superficie de aproximadamente 16 km2, donde se distribuyen locales destinados principalmente para la venta de frutas, legumbres, abarrotes y semillas, pero hay otros para el comercio en general, que tienen previa autorización del patronato como lácteos, plásticos y otro tipo de artículos. Además cuenta con un total de 475 bodegas y existe también un aproximado de 100 puestos ambulantes a su alrededor, en los cuales se comercializan tacos, elotes, frituras, comida diversa y hasta carretoneros de frutas, a pesar de que no se permite el establecimiento de vendedores informales con puestos fijos o semifijos, de manera permanente o provisional, en las calles del centro de abastos según lo que indica su reglamento.
Todos los días llegan a vender un total de 40 toneladas de frutas, verduras, carnes y abarrotes para abastecer hogares, mercados, supermercados, restaurantes, y la zona hotelera del área metropolitana de la ciudad. Según lo indicado por los comerciantes de esta Central, la venta se redujo de 10 a 15 por ciento debido a la aparición del Covid-19.
Sin embargo, al día llegan a recibir a un aproximado de más de 8 mil personas que se dedican a la venta y compra de productos alimenticios. Más de 4000 mil familias se mantienen de la venta que se realiza en la Central. De igual forma un total de casi mil cargadores de entre 17 y 50 años de edad, son quienes trabajan en sus instalaciones desde las 5 de la mañana hasta las dos de la tarde descargando la mercancía y acomodándola en las bodegas.
Entre semana el movimiento de la Central de Abastos es tranquilo y organizado, sábados y domingos el tráfico impide el libre tránsito de las personas, la cantidad de afluencia se duplica y desde temprana hora las familias y comerciantes se dan cita en las bodegas para comprar y vender productos de primera necesidad.
Diariamente esta área mercantil produce más de 20 toneladas de basura de las cuales más del 70 por ciento corresponden a materia inorgánica, se sabe que actualmente la Dirección de Ecología Municipal mantiene las capacitaciones dirigidas a cada uno de los locatarios, para que sepan cómo manejar este tipo de residuos de manera idónea y según las necesidades que demanda la Central de Abastos.
Pero los comerciantes están obligados a almacenar la basura en recipientes apropiados, considerándolos en buenas condiciones de uso y debidamente pintados. Asimismo tanto como visitantes, compradores y vendedores tienen que abstenerse de tirar basura en los lotes baldíos circundantes y en los arroyos de las calles, así como de depositar desperdicios en las alcantarillas del centro de abastos.
Respecto al flujo vehicular, cada bodega posee un espacio de estacionamiento para carga y descarga, tienen prohibido estacionar cualquier vehículo de carga pesada o trailer sobre avenida José de Gálvez, y sólo se pueden realizar maniobras dentro del espacio donde se encuentran las bodegas de la Central.
Actualmente los locatarios realizan un pago de cuotas para el mantenimiento. De igual forma contribuyen a los gastos administrativos de conservación y reparación de los bienes comunes.
Por otro lado la administración del Centro de Abastos de San Luis Potosí, está a cargo del Patronato Pro-Administración y Regularización Jurídica y Administrativa, así como la Constitución del Régimen de Propiedad y Condominio del Centro de Abastos de San Luis Potosí.
RETOS ACTUALES
Hoy debido a la llegada de la pandemia por Covid 19, la Central de Abastos se enfrenta al reto de seguir vigente y presente en la clientela. A pesar de que en el mes de abril este lugar fuera señalado como un sitio de alarma por el brote de Coronavirus, desde mayo siguen operando bajo estricta supervisión sanitaria.
En las bodegas se han implementado protocolos sanitarios, como la sana distancia, el uso de cubrebocas y la aplicación de gel antibacterial. También empleados y locatarios han tomado diversas capacitaciones sobre el manejo higiénico y correcto de alimentos, cursos realizados por la Secretaría de Salud.
Y además se ha supervisado el desarrollo de actividades con las disposiciones sanitarias establecidas en el mercado más grande de la Capital, donde se verifica que se esté acatando la normatividad establecida entre el Gobierno Municipal, la Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS), la Jurisdicción Sanitaria No. 1 y el Patronato y locatarios de la Central de Abasto.
El flujo de personas ha ido aumentando paulatinamente, y los bodegueros han recuperado poco a poco sus ingresos. También los comerciantes de este centro de abastecimiento, se han aperturado a la venta de productos de canasta a domicilio o vía redes sociales. Maneras en las que surten a toda su clientela y al mismo tiempo acatan las medidas sanitarias.
Los comerciantes indican que mientras va bajando el número de contagios, es más la clientela que visita la central, sin embargo después del brote de coronavirus, muchas personas han optado por no asistir y seguir comprándoles vía on line.
“Fue difícil adaptarse a las nuevas formas de venta, pero es renovarse o morir. Mucha gente viene aquí porque es más económico que en otros lugares, pero a la vez buscan cuidar su salud, por eso ofertamos ese tipo de servicios”, indicó Mario quien entrega guacales de despensa a domicilio.
RECUERDOS DE LA HISTORIA
La Central de Abastos es visitada por todo tipo de personas, comerciantes, compradores y personas que sçolo buscan abastecer la alacena de sus hogares. Don Enrique Cortina, de 62 años de edad y quien es asiduo comprador en esta área mercantil, aún recuerda cómo lucía la calle José de Gálvez y la avenida Ricardo B. Anaya antes de que se construyera este espacio comercial.
“Fue en 1973 cuando se empezaron los trazos y cimentaciones de las mesas para las bodegas, fueron varias constructoras las que participaron, entre ellas la constructora López Viadero. Cuando construyeron abastos, la Av. Ricardo B. Anaya no existía, me enseñé a manejar en esos caminos de terracería y recuerdo que donde ahora están las bodegas había muchos árboles. Esta zona la considerábamos parte de la periferia, pues los camiones sólo llegaban hasta la UPA o a la W y de ahí, se tenía que caminar en puro monte para llegar donde ahora está la Central de Abastos”.
Según lo que indican los bodegueros y comerciantes, el primer vendedor de frutas y verduras que tuvo la Central de Abastos fue don ISIDRO MORALES MORA, a quien se le conocía como "Don Chilo". Padre de nueve hijos, minero y trabajador en los campos de algodón en EE,UU, a su regreso a San Luis Potosí ejerció como carretillero de fruta de manera ambulante. Fue pionero en venta de fruta en el actual centro de abastos, de la misma forma se dedicó a la compraventa de cajas de madera y arpilla.
José Julián y Antonia asiduos visitantes, aún lo recuerdan como uno de los primeros vendedores de mayoreo y menudeo de fruta de la Central, “Los primeros que llegaron a vender frutas y verduras fueron el señor Froilán Díaz, y Chilo Morales, quien hasta se traía a su familia para que le ayudara. Ya después llegaron más y hasta para escoger. Nuestros papás nos traían y apenas las calles lucían pavimentadas”.
Este espacio mercantil está repleto de historias, muchos de los bodegueros recuerdan aún los comercios de las bodegas de Efrén Romo, las horas de trabajos con Don Homero, Praxedis, Froilán Díaz, Raúl Argüelles, Rogelio Véliz, Severiano y Pablo Zermeño, quienes vendían gran variedad de productos en la calle 4a.Oriente de la central.