En 2015, el doctor Gilberto Pérez Roldán recibió la denuncia de la presencia de una costilla de mamut en el predio de Córdoba, localizado en el municipio de Cedral, en el Altiplano Potosino.
Este hecho inició un proyecto arqueológico y paleontológico que a la fecha, ha resultado en el descubrimiento de un yacimiento con huesos de más de un mamut en el lugar, así como de otros especímenes propios de la Edad de Hielo que podrían tener más de 8 mil años
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Gracias a los análisis conjuntos del estudio arqueológico y paleontológico que se llevan a cabo desde 2017, se descubrió que la región de Cedral era una cuenca abierta alimentada de riachuelos, y con una presencia de ojos de agua que crecían en época de lluvias convirtiéndola en un lago.
Esto propició que el lugar fuera un atrayente por sus recursos hidrológicos, y que en tiempo de secas se crearan enormes charcas y lodazales, lo convirtió también en una trampa natural para los mamíferos que acudían, según la información del proyecto.
Por tanto, los restos encontrados son de especímenes que murieron en dicha trampa natural. El análisis de los restos óseos les ha permitido identificar a la fecha cinco individuos, entre los cuales se encuentra una cría de mamut de un mes de edad, un mamut joven de doce años y adultos.
Otros descubrimientos
“Aparte de mamuts, también tenemos restos de caballos modernos. San Luis e Hidalgo comparten los lugares de desarrollo y origen del caballo moderno, y valdría preguntarnos si aparte de las enchiladas potosinas, el caballo también es una aportación regional de San Luis al mundo”, dice el profesor Gilberto Pérez.
Lo cierto es que los especímenes antiguos de caballos que se han encontrado son las variedades Equus mexicanus, una variedad quizá de origen local, el Equus conversidens (parecido a una mula y con rayas como cebra) y un espécimen pequeño no migratorio, del tamaño de un poni, solo reportado para San Luis Potosí y que ha sido bautizado como Equus cedralensis.
También han sido encontrados restos de leones del Pleistoceno, “lobos terribles” (lobos gigantes de la Edad de Hielo y parientes del lobo moderno), así como buitres enormes que son parte de la colección de depredadores y carroñeros descubiertos.
Sin embargo, como bien dice el profesor, los resultados por ahora son preliminares, y más trabajos son necesarios, los cuales en caso de continuar prometen aportar información de gran relevancia para el conocimiento de un periodo de la historia que aún guarda bastantes misterios.
“Una de las intenciones a futuro es seguir excavando este yacimiento, donde esperamos encontrar, quizá, un campamento humano”, afirma el arqueólogo.
Y sin duda se haría a través de la colaboración interdisciplinaria, la cual resulta de suma importancia para investigadores como el profesor Marco Antonio Rojas, quien actualmente se encuentra colaborando con la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UASLP para la realización de cartografía geológica de yacimientos arqueológicos en Aguascalientes.