Según expresiones de la Organización Mundial de la Salud, OMS, el cáncer es una de las principales causas de mortalidad entre niños y adolescentes en todo el mundo, pues cada año se diagnostica a aproximadamente a 300 mil menores de entre 0 y 19 años, un escenario adverso en el que México no es la excepción.
Y es que en nuestro país, se registran más de cinco mil casos nuevos de niños con esta enfermedad cada año, causando alrededor de dos mil muertes en el mismo periodo, según indican las cifras de la Secretaría de Salud.
Por su parte el Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, ha revelado que el cáncer es la primera causa de muerte por enfermedad en nuestro país, por lo que se trata de un problema de salud pública de alto impacto físico, pero también social, psicológico y económico para las familias.
Un diagnóstico de cáncer no es sinónimo de muerte, pero para ayudar a reducir la mortalidad de la enfermedad, son fundamentales la prevención y la detección oportuna, la cual puede iniciar con un análisis de sangre que apoyará a determinar la cantidad de glóbulos rojos y plaquetas del paciente, uno de los principales indicativos para determinar si hay irregularidades en el estado de salud de los menores.
El cáncer afecta a personas de todas las edades y clases sociales, y puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, a diferencia del cáncer en adultos, la inmensa mayoría de los cánceres infantiles no tiene una causa conocida. Los datos de la OMS indican que aproximadamente el diez por ciento de los niños que padecen cáncer tiene una predisposición genética.
La Secretaria de Salud del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, destaca los casos de leucemia en niños, que representan el 52 por ciento del total de casos de cáncer infantil, mientras que los linfomas representan el diez por ciento y los tumores del sistema nervioso central otro diez por ciento.
Se ha referido que existe la posibilidad de disminuir los factores de riesgo y estar atentos al estado de salud de sus niños mediante revisiones médicas frecuentes, complementadas con análisis de laboratorio clínico, una estrategia eficaz para detectar a tiempo cualquier tendencia o problema de salud, con el objetivo de tomar acciones oportunas.
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