Habitantes de comunidades de la zona media del Estado, desesperados por la falta de lluvias y escases de agua en sus norias, y alimento para su ganado, comenzaron una “novena” frente a estanques que lucen vacíos, en espera de que fé y sus súplicas hagan eco.
Hombres, mujeres y niños, que diario ven morir el ganado de uno u otro campesino, se reunieron en procesión para pedir por la lluvia, y de paso para que las autoridades escuchen su clamor y les apoyen facilitándoles forraje para alimentar “a sus vaquitas”.
En la comunidad de Labor de San Diego, donde aún prevalecen ciertas costumbres y tradiciones, hacer penitencias, novenas y otros ritos, es parte de su esencia para con su fé, llamar a las lluvias.
Estas prácticas las realizan también para pedir que las autoridades “se toquen el corazón”, y les faciliten apoyos para sus animales a los cuales los ven como miembros de sus familias.
La desesperanza por la intensa sequía que ha comenzado a mermar también sus norias de donde extraen agua para su ganado, les ha hecho además de pugnar por apoyos con la autoridad, tomar acciones desesperadas como encomendar a dios la vida de animales y de cierta manera de ellos mismos, ya que son parte de su sustento al venderlas, pero en las actuales condiciones no es posible, lo que se agrava con la mortandad.