La cantera rosa aún reflejaba la humedad de la mañana. A lo lejos en Plaza de Armas los pasos de las mujeres que transitan apresuradas parecen avisar que otra jornada laboral ha comenzado. Como una impronta de su facultad humana y de ese espíritu valiente de actuar femenino, uno que también ha estado sujeto a la complacencia de las labores capitalistas y patriarcales.
Las mujeres mueven el mundo y sin ellas la fuerza del trabajo sería algo utópico. Este Día Internacional de la Mujer, las potosinas conmemoran la lucha de las mujeres trabajadoras, aquellas que en silencio han sacado a este México adelante.
Mujeres que han permanecido en lo oculto y a veces en lo irreconocible, detrás de un escritorio o en casa realizando labores domésticas no remuneradas; obreras de maquila que trabajan más de 12 horas diarias por el mínimo de sueldo y otras tantas que son explotadas, al deseo y satisfacción de aquellos hombres que creen que pueden poseer sus cuerpos.
Este ocho de marzo, se conmemora y es también un llamado a la reinvindicación histórica de las mujeres. Hoy las mujeres no paran y dividen su agenda para también hacerle saber a la sociedad que existen y resisten, que no están solas y su importancia y trascendencia en el desarrollo de esta sociedad.
UN TENDEDERO DICE MÁS QUE MIL PALABRAS
Las manifestaciones de mujeres están repletas de simbolismos, que devienen de toda una reinvindicación histórica. La denuncia pública y anónima se ha convertido para muchas de ellas, en un espacio de lucha y de reclamo, pero también en un refugio en dónde relatar sus historias de violencia.
Callar para muchas ya no es la opción más idónea para poder enfrentar el acoso, las agresiones y la violencia machista en los espacios de su acontecer diario, por ello, esta protesta performativa es un escape de acto que las libera de estigmas y señalamientos.
Hoy a las afueras del Congreso del Estado, un grupo de mujeres pertenecientes a la Colectiva La Resistencia San Luis Potosí, colocaron estos tendederos, en medio de la curiosidad de unos cuantos que se acercaban, tal vez para ver si su nombre aparecía expuesto en ellos.
Otras mujeres se asomaron a leer las historias, muchas rumoraban entre ellas, porque entre mujeres es inevitable no sentirse identificadas con este tipo de violencias.
Agresores, acosadores y hasta deudores alimenticios fueron evidenciados en cada papel que fue dispuesto en los tendederos. Una acción de mujeres que, visibilizan las condiciones de violencia sistemática y estructural a la que se enfrentan.
Este tendedero, mencionaron jóvenes que participaron en su colocación, es también un llamado al Poder Legislativo, para que trabajen en materia de igualdad, por la no discriminación, la no violencia contra las mujeres y a favor de la salud sexual y reproductiva.
Temas que se han llevado a la tribuna como propuestas e iniciativas de Ley, mismos que se han dejado a un lado por quienes comprenden este órgano constitucional.
Dejando claro que, entre sus atribuciones y competencias, no mantienen una postura clara en la defensa de los derechos humanos de las mujeres y su instrumentación.
Así fue como José, Alberto y uno que otro catedrático, político y hasta médicos fueron evidenciados, no por capricho ni por venganza, sino por ese Derecho que le corresponde a las víctimas de nombrarlos y hacer visibles a sus agresores.