Pasar frente al Café Selecto y no dejarse seducir por ese olor a pan recién horneado que literalmente todo el día brota de su interior, es porque de plano no se disfruta el sentido del gusto; dicen que no hay panecillos más suculentos: los bisquets, el pay de leche, los “tacos” de piña, las conchas.
Y si se es de probar poco -por aquello de la dieta- ahí están los panecillos en miniatura para degustar un poco de todo, después de un buen desayuno en el agradable y aromático local del negocio que perdura desde hace 70 años.
Manuel León, quien junto con sus hermanos ha mantenido vigente la tradición que inició su abuelo Geleang Sing, no olvida aquella fecha cuando un flamazo y explosión devastó los alrededores de la parte norte del mercado “Miguel Hidalgo”, pues justo enfrente inició el Café Selecto, que literalmente cambió el destino del negocio.
Flamazo devastó negocios
En 1954, su abuelo -quien al llegar a México cambió su nombre como a Manuel León, porque su nombre era complicado de pronunciar y también para pasar un poco desapercibido en aquellas fechas- pudo hacerse de un local justo en la cuchilla que hoy forman las calles Miguel Hidalgo y Escobedo, donde se comenzaron a preparar panecillos de estilo francés y americano, todo a la leña. Ahí comenzó el Café Selecto.
El 18 de junio de 1974, recuerda Manuel, él se hallaba en el local ya administrado por su padre cuando a muy temprana hora ocurrió el estallido de una pipa de gas que surtía el combustible a una tortillería; las fincas aledañas quedaron dañadas en su estructura, incluyendo el Café Selecto, pero eso no acabó con los sueños de León, quien siguió con el negocio avante.
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Así, tiempo después, fue necesario buscar otro establecimiento, cercano para no perder clientela y hoy siguen en el característico local del cruce de las calles Hidalgo y Tomás Vargas, donde antiguamente era un molino.
Ya es la tercera generación
La clientela que en sus inicios eran comerciantes o compradores que acudían al mercado “Miguel Hidalgo” cuando entonces se llamaba mercado “Camerino Z. Mendoza" perduró, pero ya en la actualidad se ha diversificado: A sus desayunos o comidas acuden hasta políticos de la localidad que no evitan pedir, como postre, alguno de sus piezas de repostería.
Negocios han abierto y cerrado en esa misma zona, pero el Café Selecto se mantiene ya en su tercera generación, administrado principalmente por Manuel y su hermano Jesús, y son familias los principales clientes que acuden por el ambiente agradable del lugar, gran atención de su personal y, sobre todo, por su excelente comida y su gran repostería que no tiene una receta secreta: Simplemente se elaboran con productos naturales.