- En años anteriores vendían a cientos de personas, cuando había actividad en escuelas y en los sitios de trabajo realizaban eventos previos a los festejos decembrinos
La temporada navideña ha inundado ya, los mercados del centro de la capital con numerosos confites de colores y celofanes tornasoles, que exponen el tradicional sabor y aroma de las simbólicas colaciones.
Para el señor Fernando S. Castillo, de 60 años de edad y quien es comerciante desde hace 40 años en el tradicional Mercado República, comparte para El Sol de San Luis sus saberes como experto en el rubro de la venta de las icónicas colaciones navideñas, que año con año inundan su negocio para satisfacer el antojo de las reuniones decembrinas.
“Se sabe que las bolsas de colaciones y dulces se elaboran desde mediados del 1800. Se manejan de diferentes modos. Algunas son hechizas, es decir cuando los vendedores -como yo-, no usamos ninguna manufactura para elaborarlas, sino que nosotros se las compramos a otros comerciantes que las hacen en sus casas, para después venderlas”.
“Pero no es el caso de todas las colaciones. Hay algunas otras que conseguimos con productores artesanales de aquí de San Luis Potosí, quienes son los que hacen directamente los dulces, confites y chocolates. Muchos de ellos son realizados con cacahuate, almendra, harina y azúcar glas, otros por petición de la clientela traen el conocido chocolate Costanzo”, refirió Fernando.
“Tarugos”, galletas de animalitos, grageas, gomitas y uno que otro dulce tradicional, se asoman en las bolsas decoradas en “Abarrotes Castillo”. “Cada bolsita que vendemos es diferente, llevan productos diversos y, depende del evento y gusto de la clientela. Algunas son para posadas, otras para cuando se rezan los rosarios en este mes de diciembre y muchas más serán para la “levantada del Niño Dios”.
Fernando indica que por ser temporada decembrina, es cuando más se vende la bolsa de la tradicional “colación”, que incluye galletas, granizo de colores (dulce tradicional elaborado con cáscaras de naranja), gomitas y otras golosinas.
“En México, las familias fervientes católicas utilizan las colaciones para poner en una charola donde acuestan al “Niño Dios”. En ella vacían los dulcecitos y pasan la charola, para que cada invitado tome uno de su gusto. Ahora también tenemos los “Bolos”, que contiene una luz de bengala, veladora de posada para adorar al Niño Jesús y además, contiene sus galletas y dulces varios”.
De los costos por colación varía, pues las hay mixtas (que llevan de todo), o hasta bolsitas de un solo producto, pues depende de lo que el anfitrión quiera otorgar y ofrecer a las personas que reciba en su hogar en esta época navideña.
“Van desde los 10 pesos, o bien se vende por kilo. El precio dependerá de la cantidad y también si son dulces artesanales o manufacturados. Mercadeamos los productos de una manera en la que el costo sea accesible para la clientela, que en muchas ocasiones busca mercancía específica, por ejemplo, en algunas posadas entregan solamente a los niños su bolsita de galletas. Todo depende de lo que busque quien nos visite”.
Aunque en esta ocasión tal vez todas estas celebraciones se disipen, se anulen o bien se tornen diferente e impidan que Francisco pueda vender en su totalidad la mercancía que ofrece para esta temporada, él aún está entusiasta porque la compra de colaciones mejore.
“La venta ha bajado mucho, para estas fechas (mediados de diciembre) la clientela ya habría comprado sus bolsas de colaciones para las posadas. Pero tenemos fe porque esto aún no termina. Aún falta navidad, año nuevo, Reyes y la levantada del Niño”.
Normalmente Francisco en años anteriores llegaba a vender cientos de estas bolsas de colaciones en lo que él llama “temporada de preposada”, que era cuando las escuelas y sitios de trabajo realizaban eventos previos a las fiestas decembrinas y se repartían, por supuesto, estas singulares bolsas de dulces.
Hoy debido a la pandemia por Covid -19, esto quedó atrás. Ahora menciona que “sólo queda tener paciencia” a que la clientela llegue a adquirir este icónico producto de temporada. “Continuamos esperando a que se venda toda la mercancía, en este sitio comercial somos muchos los locatarios que nos dedicamos a este rubro, que sepa la clientela que aquí podrán encontrar lo que buscan”.
Ciertamente estar en el negocio de Francisco, hace rememorar a cualquiera las infancias de las navidades pasadas, donde aquellos dulces de salvado y naranja, eran todo un reto para mascar, pero su delicioso sabor era imposible de olvidar. El aroma a canela, galleta y chocolate ahora inundan los pasillos del Mercado República, a la espera de llamar la atención de la clientela y que ésta no olvide llevar a casa aunque sea una bolsita de colación.
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