Desde el barrio, en la “mera entraña” y arterias de Soledad de Graciano Sánchez, un joven posee el don de convertir en arte esos pequeños fragmentos urbanos que se dibujan en la calle, en lo cotidiano y ordinario.
A través de acuarelas, dibujos y dioramas, Benito Velázquez Tello, de 34 años de edad, retrata lo popular de “Chole” y alguno que otro rincón de la capital potosina, porque el entorno de la “banda” le importa, porque tiene historia y porque también sabe que son un significante emocional para quienes habitan estos espacios comúnmente marginados.
Benito es Restaurador de Bienes Culturales y actualmente trabaja para el INAH; oriundo de Soledad, desde su hogar y en medio de una pandemia mundial, creó “Choligud”, un proyecto que retrata sitios que son el apéndice de las colonias y espacios populares.
“Es un proyecto que ya había comenzado hace un par de años, pero no tenía tanto tiempo de hacer más ilustraciones por cuestiones de trabajo (viajaba mucho), pero a raíz de la cuarentena provocada por el Covid-19, me di cuenta que tenía más tiempo para hacer otras actividades, por eso decidí retomarlo”.
“Choligud, surge porque soy del municipio de Soledad de Graciano Sánchez, además mucha gente me conoce por “Chole”, por eso pensaba en nombres para un proyecto relacionado con esta localidad, aunque lo que hago también tiene que ver con el entorno de todo el Estado”.
“Los que somos de “Chole”, sabemos que pertenecemos a un municipio con muchas carencias, y también notamos que para los de la Capital los soledenses provenimos de un municipio al que señalan como “chaka”, pero para nosotros es el mejor barrio de la ciudad. Con este proyecto quise enaltecer los espacios que conforman este municipio y algunos rincones populares de la entidad. El nombre del proyecto está inspirado en Los Ángeles, Hollywood, pues entre soledenses es común mencionar a Soledad como “Choligud”, es una referencia cómica y popular para quienes aquí vivimos”.
De los sitios que este artista ha retratado a través del pincel y la tinta, se encuentran la icónica casa de Av. Constitución perteneciente a la familia Wongnis, también ha dibujado el tradicional carrito de las muy conocidas Tortas del Rey, camiones urbanos de los años 80 y 90, bardas y calles de Soledad, y actualmente su trabajo se está enfocando en hacer acuarelas de las cantinas potosinas. “Para mi todo lo que plasmo tiene una referencia icónica para los potosinos y soledenses, creo que pocos o nadie ha realizado arte con este tipo de temática, por eso mi interés de plasmarlos en papel”.
De igual forma para Benito este trabajo visual no sólo es una expresión artística, sino también es una manera de documentar los espacios que forman parte de lo urbano colectivo. “Es muy importante tener un registro gráfico de los sitios, por ejemplo, una acuarela que pinté un mes atrás, retrataba un negocio antiguo de venta y compra de oro, este se ubicaba en la calle 2 de abril y Guajardo. Después de un par de semanas pasé por dicho negocio con la novedad de que ya lo habían vendido y estaba en proceso de remodelación tanto del interior como del exterior. De ahí radica la importancia de documentarlo todo, este tipo de trabajos en un futuro quedarán como un testimonio de la historia y transformaciones de diversos lugares”.
Y es verdad, el arte de Benito Velázquez emociona a los soledenses y potosinos, que con su obra recuerdan sus salidas a los bailes sonideros, a los puestos de comida de su preferencia y hasta la nostalgia de rememorar el camino de las calles que transitaron por largos lapsos de su vida.
De entre todos sus trabajos el más gustado por este restaurador es la acuarela que realizó de un camión de sonido Royal, “Me gustan todas estas cuestiones arrabaleras y pandilleriles, me laten un buen, que, a diferencia de otras piezas en las que me baso en referencias fotográficas de Google Maps, esta, fue realizada desde cero. Es una idea original, en la que quise plasmar el camión donde transportaban el equipo de sonido, y el resultado ha sido para mí el más satisfactorio”.
Y como él menciona en su mera “neta”, la nostalgia vende, llama, provoca y te toca la coraza, “me han felicitado muchísimas personas de todas las edades, pero más las personas de 30 años en adelante, pues son las que más recuerdos guardan de estos sitios, ¿a quién no le gustaría tener una ilustración del Disco Patín para recordar esa época de cotorreo?”.
El primer acercamiento al mundo del arte que tuvo este intrépido artista fue en el año 2014 en el Instituto Potosino de Bellas Artes. Después su formación académica como Restaurador le demandó aprender más técnicas plásticas, y una larga ausencia de siete años fuera de San Luis Potosí, lo inspiraron a retomar sus ganas de pintar y crear, pero sobre todo de abrazar los rincones de su hábitat urbano.
De las técnicas preferidas de Benito se encuentra la acuarela y el dibujo. Cada obra requiere entre tres y cinco horas, depende de los detalles del inmueble u objeto que realice. Tiempo que invierte de igual manera al elaborar ilustración digital, “Realicé un camión urbano de los 90 (de los azules), ese trabajo me llevó como mínimo dos sesiones de 3 horas en Photoshop e Illustrator. Hasta el día de hoy sólo he hecho un diorama. Mimetice los muros encalados para hacer una publicidad de un baile o concierto, en este caso fue de los famosos Acosta, este trabajo me tomó alrededor de 10 horas, pues implicó cortar, lijar, moldear, pintar y pegar, fue una obra muy laboriosa”.
Este proyecto que en un principio comenzó como un pasatiempo personal, al paso del tiempo se ha convertido en un trabajo artístico que ha inundado las redes sociales, mismo trabajo que espera Benito, se vuelva aún más grande.
“Mi gratificación siempre es con la gente que le agrada mi trabajo, eso me ayudó a volver a retomar las artes plásticas que tuve abandonadas durante muchísimos años. Es el primer proyecto en el que estoy comprometido al cien por ciento. Me gusta y soy feliz realizándolo”.
Benito se despide con una acuarela entre sus manos, que contiene la imagen de las calles que transita, de las paredes que han construido su propia historia, de ese barrio querido y repleto de recuerdos, del barrio que a muchos les abraza y les respalda.
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