Vivimos en una sociedad que puede perderse en egoísmos, en la violencia que está generalizada en el país, por eso más aún debemos dar testimonio de que somos Hijos del Dios de la Vida.
Claro está que alguien que no reconoce que de Dios viene la Vida, obviamente no va a querer ni a defender la Vida.
Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien señaló que desgraciadamente vivimos en una sociedad relativista, --como lo decía el Papa Benedicto XVI--, que tal parece que todo lo queremos a nuestro antojo y a nuestra propia conveniencia, sin moral ni ética de ningún tipo.
No podemos caer en juicios relativistas de cualquier índole, porque hay valores objetivos hermosos, como la Vida misma, que es bendita porque Dios nos la dió, y es Él quién debe quitarla, nadie más debe segar la Vida, sólo Dios que es dueño de nuestra Vida y de la eternidad, es quien debe hacerlo.
Tenemos que manifestar que nuestro Dios no es un Dios de muerte, de mentira y corrupción, sino de paz, de amor, de alegría, porque Él es la suprema y eterna verdad que sostiene y fundamenta todo.
Gracias a Dios por la Vida.
Bendita sea la Vida.
Todos debemos estar agradecidos con Dios por el don de la Vida, que es la más grande bendición. Todos los días debemos darle gracias a Dios por nuestra Vida, es lo más valioso y hermoso que tenemos.
No hay dioses que den vida, sólo el Único Dios verdadero en quien creemos nosotros los creyentes en Cristo.
Por eso el ser humano es la creatura predilecta de Dios, del Dios único y verdadero y es el Señor que ama a su creatura hecha a imagen y semejanza de Él.
Dios nos dá la vida plena, aunque a veces seamos muy ingratos. Por eso hay que darle nuestro tiempo a Dios, que nos alegra, nos restaura, nos renueva y nos perdona. Quién recurre a Él recobra la alegría de la Vida, porque sólo Él sana y restaura a su creatura predilecta.