La jefa de Servicio de Medicina Familiar del Hospital General de Zona de Medicina Familiar número 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, Gabriela García Montoya, reconoce que significa un riesgo el hecho de una persona beba agua fría después de haber estado bajo demasiada exposición al sol o al calor.
El motivo obedece a que el choque de temperatura al ingerir líquidos demasiado fríos hace que nuestro sistema vascular presente un impacto no favorable; en caso de que si estuvimos expuestos a altas temperaturas o realizamos actividades físicas en donde generamos demasiado calor, lo idóneo sería hidratar a nuestro organismo con bebidas que se encuentres a temperatura templada.
La funcionaria del IMSS reconoce que el choque de temperaturas podría ser perjudicial para la salud de cualquier ser humano “si, esta acción podría llegar a ser perjudicial, ya que, podríamos provocar un colapso en nuestro sistema vascular, lo que podría ocasionar dificultad para respirar, un colapso sincope, es decir se da la pérdida súbita y temporal de la conciencia y del tono postural, debido a una disminución repentina del flujo sanguíneo cerebral, o ya en situaciones muy drásticas provocar un infarto”.
Bajo su experiencia refiere que la mejor forma de alejarse de estos riesgos es mantenerse hidratado constantemente “para evitar la deshidratación, recomiendo alimentarse de forma saludable y tomar en cuenta que las frutas y alimentos preparados también proveen líquidos al organismo”.
Asimismo, dijo, que debe usarse ropa de fibras naturales y si se practica deporte o realizan actividades físicas extenuantes, beber agua antes, durante y después, ya que los líquidos llegan primero a los órganos más importantes como es el corazón, cerebro y riñón. “La falta de hidratación en el resto del cuerpo produce fatiga muscular”, advirtió.
Diariamente debemos consumir entre un litro y medio a dos litros de agua natural, lo cual equivale de 6 a 8 vasos, lo anterior con la única finalidad de que nuestro cuerpo esté bien hidratado.