"Los vicios, tentaciones, y pérdida de valores deben arrancarse de raíz en este inicio de Cuaresma, que nos hace un llamado a la conversión, a la autocorrección y autodisciplina, este Miércoles de Ceniza con la que se inicia este Tiempo Litúrgico de la Cuaresma, en la que Cristo nos pide practicar la oración, los Sacramentos de la Penitencia o Reconciliación, la caridad, un sacrificio, --aunque sea pequeño--, ayuno y abstinencia, los Viernes de Cuaresma y la caridad o limosna para con los más necesitados".
Lo anterior lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien dijo: "es preciso autodominarnos y autocontrolarnos, para no caer en tentación de pecado de ningún tipo, y así salir bien logrados. Claro está, todo debe ser con la ayuda de Dios. De otra forma estamos perdidos y no podremos vencer el pecado ni ningún tipo de tentación, pues toda vez que nos apartamos de Dios estamos perdimos y actuaremos de forma equivocada e injusta".
"La Ceniza nos recuerda que recibiremos este Miércoles, precisamente nos recuerda que somos polvo y al polvo hemos de volver. No somos nada sin Dios, por eso, hemos de creer y vivir el Evangelio. De ahí la frase que se dice al imponer la ceniza: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio".
"Por está razón no podemos hacer la vida según nos plazca. Tenemos que autodisciplinarnos y nos tenemos que despojar de nuestras maldades, injusticias y egoísmos, y son precisamente el ayuno, la abstinencia de no comer carne, la Penitencia, el ejercer la caridad Cristiana, el sacrificio voluntario, la oración constante, los elementos que nos ayudarán a vivir una Santa Cuaresma, pues son oportunidades que Dios nos dá, para ayudarnos a nutrir nuestro espíritu".
"Por ejemplo, si he de gastar en un lujo, para un placer personal, pues ese apoyo económico lo podemos entregar a un pobre que vive sin techo, a alguien que no tiene alimento, a un enfermo, a alguien que vive solo, a los migrantes o personas marginadas".
En la Cuaresma es cuando más debemos recordar la obra salvífica y misericordiosa de Dios con la que nos redimió en la Cruz, derramando su Cuerpo y su Sangre por cada uno de nosotros".
"Por eso, demos un saludo afectuoso a quien no nos quiere, un perdón a quien nos ofendió, nos juzgó mal o nos criticó injustamente, oremos por quienes nos han hecho daño, todos estos pequeños actos son un restaurar nuestra vida".
"Insisto, hay que autodominarnos, autodisciplinarnos y autocorregirnos y esforcémonos por hacer obras de justicia, de amor y de paz, negándonos a nosotros mismos, claro está, sin negar la dignidad de nuestro ser".