San Luis Potosí- Aunque ya se le ha dado una ‘manita de gato’ al asilo “Macondo”, de la Comunidad Terapéutica Vista Hermosa A. C., todavía necesita trabajos de reparación y rehabilitación, así como personal voluntario para atender a los 22 adultos mayores que viven en el lugar y no todos se pueden valer por sí mismos.
Este hogar se ubica en la calle Guadalupe número 145, en la colonia Julián Carrillo de la ciudad capital, en donde viven hombres y mujeres de entre los 61 y 94 años de edad, la mayoría en condición de desamparo porque no hay familiares que se hagan cargo de ellos o bien, los abandonaron.
Desde hace un año y seis meses abrió sus puertas el asilo, informó el director del sitio, Saúl Montenegro Mendoza, un proyecto que no estaba en los planes, ya que Comunidad Terapéutica Vista Hermosa, se dedicaba únicamente a trabajar con personas con problemas de adicciones, de hecho el director cuenta con más de 13 años en esta labor.
“Nuestro trabajo estaba enfocado a las adicciones, solo que el año pasado nos pidieron de favor que si podíamos tener un espacio para un adulto mayor... quedó a la deriva, no tenían dónde instalarlo”, explicó.
Añadió que el centro de rehabilitación contaba entre su personal, con una enfermera que había sido encargada en un asilo, por lo que se accedió a cuidar al abuelito, y así comenzó todo.
Pronto se corrió la voz y empezó a llegar otro, y otro más, por lo que decidieron crear un sitio para el cuidado de adultos mayores en estado de abandono, “lamentablemente el comportamiento de la sociedad ha sido la que nos empujó a la creación de este asilo, porque la idea era solo tener un centro en donde estuvieran los jóvenes con adicciones de manera voluntaria, sin más, con apoyo psicológico, psiquiátrico, sin embargo este modelo de en intervención creció”, dijo.
En cuanto a la manutención de Macondo, los pocos abuelos que aún tienen familia aportan recursos, mientras que otros reciben su pensión, una parte de eso, es destinado para costear los sueldos de quienes ahí trabajan.
Otras parte, junto a las cooperaciones que hacen los familiares de los internos en los centros de rehabilitación que operan, son utilizados para la comprar alimentos, “nos vamos el Mercado de Abastos, una vez surtidos, llegamos aquí, aquí le damos prioridad a los abuelitos, aqui descargamos lo que se utilizará en la semana, y luego en los dos centros, donde tenemos la mayor población”, señaló Saúl.
Destacó que todo es comprado, de esa manera sobreviven, con la aportación de los que pueden hacerlo, y administrando los recursos lo mejor que se pueda, trabajo que está a cargo de Mario Avalos.
Y es que, destacó que como asociación civil Vista Hermosa, es importante darle valor a cada persona, por lo que ni adictos en recuperación ni los abuelos, están pidiendo limosna, en ese sentido, con la cantidad que se junta, se adquiere lo indispensable.
Por otro lado, las instalaciones físicas del asilo Macondo ha recibido varias mejoras, ya que es una casa antigua, hoy en día luce pintado, con paredes resanadas, actualmente le están poniendo piso a un patio interior, se han donado colchones nuevos, utensilios de cocina y muebles. Pero todavía falta.
Es una casa de dos plantas, y en ambas se ubican las habitaciones de los adultos mayores, hay algunos que por su vejez no escuchan o no se pueden mover sin ayuda, por lo que el proyecto, es acondicionar en la parte alta, una sala de estar y un comedor, para que los duermen arriba, no tengan que bajar, y arriesgarse a bajar las escaleras.
El exhorto a la comunidad en general es cooperar con materiales que no hayan sido utilizados o sobrado en mantenimiento a los hogares, por ejemplo restos de sacos de cemento, pintura, incluso muebles, sillas, ropa de cama como sábanas, cobijas, fundas, colchones, pañales para adultos, productos de limpieza y por supuesto, alimentos todos.
También faltan recursos humanos, para atender a todos los hombres y mujeres que ahí viven, “teníamos una ambulancia en comodato, pero nos la retiraron; era muy indispensable para trasladar cuando alguno de ellos se enfermaba, ahora lo hacemos en nuestros propios vehículos”, comentó Saúl, al añadir que es necesario servicios voluntarios de psicología, psiquiatría y trabajo social, para atender en tiempo y forma a todos.
Cabe mencionar que Macondo tiene espacio para 20 personas más aproximadamente, pero también es necesario mejorar las instalaciones, un trabajo que, reconoció, les llevará meses porque lo hacen con sus propios recursos, ya que no reciben el apoyo de ninguna institución de gobierno; por otro lado, aumentar el personal, ya que actualmente solo hay dos enfermeras, Daniela Hernández Galindo y Dulce Jamin Rios Gonzalez.
Por la noche, está Josué Hernández Galindo, quien prácticamente vive ahí, ya que es quien los cuida a todos y está también a cargo de la cocina; mientras que Jesus Cruz Heredia Guerrero, está a cargo de los trabajos de albañilería, más el director y el administrador, es todo el equipo del asilo.
Evangelina Islas Infanzón, 65 años, busca su hija en CDMX
La familia juega un papel fundamental en el cuidado físico del adulto mayor, pues implica múltiples tareas y responsabilidades, así como tiempo y esfuerzo, pero sobre todo en los aspectos emocionales y afectivos, pero no siempre es así.
Esta madre de familia sufrió hace dos años aproximadamente un derrame cerebral, hoy en día dicha condición ya está superada y sin ninguna secuela, no perdió ninguna habilidad motora y todos sus recuerdos están intactos.
Precisamente uno de esos recuerdos, es el que no olvida y lo guarda más que coraje, con tristeza, ya que por esa razón, pasó hambre, frío….y luego, llegó a vivir al asilo, donde encontró una segunda familia.
Durante el tiempo que estuvo internada y/o en recuperación en un hospital de la ciudad capital, su hija, de nombre Jazmín, vendió su casa que se ubicaba en la colonia El Progreso, desapareció.
Cuando fue dada de alta, se fue a su casa, encontrando que ya no era su vivienda, ni sus muebles ni sus pertenencias estaban, “me acuerdo de todo, estoy bien gracias a Dios, yo creo que mi hija pensó que me iba a morir y vendió mi casa, me quedé sin donde dormir, sin un lugar seguro”,
Durante unos ocho meses, Evangelina durmió en calles de El Progreso, hubo dos personas que en su momento se apiadaron de ella, pero por corto tiempo, después tuvo que regresar a la calle. Luego, la llevaron a vivir a Macondo.
“Me trajeron aquí, viví mucho tiempo en la calle, me dormía en la calle, mi ropa, mis cosas, nada pude recuperar, de todo se deshizo mi hija”, indicó quien tenía como oficio, Cultora de Belleza.
Aprovechando la presencia de El Sol de San Luis, Evangelina pidió el apoyo para encontrar a su otra hija y sus dos nietas, de quien perdió el contacto, y solo sabe que vive en la Ciudad de México, en la colonia Santa Fe, “vende cajas de muerto”, indicó.
Se llama Elizabeth Gutierrez Islas, quien no sabe nada de lo que pasó con su madre; se perdió la comunicación entre ambas, desde la venta de su casa.
Benito Vázquez, 81 años de edad
Aunque lo ideal es que el cuidado del adulto mayor se debe realizar en casa e incluso, los hijos velar por los padres, nuevamente, la realidad no siempre es así, y es cuando los asilos, se convierten en una alternativa para su cuidado y atención.
“Yo solo me vine, por motivos familiares, vivía con mi esposa desde hace 53 años, procreamos cuatro hijos, dos de los cuales viven fuera de San Luis Potosí, uno en Tabasco y una en Guanajuato”, compartió don Benito a este matutino.
El matrimonio vivía en casa de una hija, aquí en la ciudad capital, con su nieta, pero cuando ésta informó que viviría con ellos su pareja sentimental, empezó el problema, “le dije a mi hija que no podía traerlo, que si él quería algo con ella, le debería ofrecer un hogar y no al revés, “porque la casa si, es de ella, pero más de mi nieta”, prosiguió.
La hija lo corrió de su casa y su esposa, no dijo nada. Así, de un día para otro, don Benito se quedó sin hogar, pese a que él aportaba a la economía de su familia
Buscó donde vivir, por lo que se dirigió dependencias de gobierno, una de éstas fue el DIF, y de ahí fue canalizado a Macondo, “me siento bien, tranquilo, tengo casa, tengo comida, si me siento mal por lo que hicieron conmigo, pero eso ya pasó”, expresó.
De oficio custodio en un penal, de donde obtuvo su jubilación y es como se mantiene, y parte del recurso que recibe cada mes, lo aporta al asilo.
Don Benito compartió que sus hijos radicados en otros estados del país, están enterados de la situación por la que pasó su padre, y le ofrecieron irse a vivir con ellos, pero él dijo que, mientras puede el valerse por sí mismo, ahí seguirá.