- Se tiene la finalidad de elaborar una Agenda Nacional de Paz y articular las iniciativas locales de paz, dijo con espíritu esperanzador el Sucesor de los Apóstoles
Dio inicio este 21 de Septiembre, el Diálogo Nacional por la Paz, en la Universidad Iberoamericana de Puebla, México, en el cual participa el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Integrante y Tesorero de la CEM y Administrador Apostólico de San Juan de los Lagos.
Este Diálogo se lleva a cabo en Puebla, México, ante la constante preocupación y urgente y lamentable realidad de tanta muerte, lo que se torna un llamado urgente a trabajar activamente y con serio compromiso por la justicia y la seguridad.
Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe citó literal el Mensaje del Episcopado Mexicano, que emitió la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México, la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús y la Dimensión Episcopal de Laicos, al pueblo de México que dicta así:
El asesinato de los padres Javier Campos y Joaquín Mora en la Sierra Tarahumara es un lamentable homicidio más que se suma a la larga lista del común de mártires inocentes que han perdido la vida en el territorio nacional, representando así un caso emblemático de la violencia y de la descomposición social en que vivimos, ahí encontramos la ceguera de quien con un arma se siente todopoderoso, la corrupción institucional y la impunidad que dejó escalar los niveles de la delincuencia y la pérdida de los sistemas comunitarios capaces de regular los comportamientos.
El hecho de haber encontrado sin vida al principal responsable del asesinato de los jesuitas, muestra cómo los territorios son gobernados por economías criminales que han crecido ante el descuido del gobierno en todos sus niveles, que el problema de inseguridad prevalece en la Sierra Tarahumara y en el país entero, por lo que existe una urgente necesidad de revisar el sistema de justicia y de seguridad, por petición de muchas voces cualificadas de la sociedad civil, ante la indolencia de las autoridades políticas y la falta de resultados en las estrategias gubernamentales.
Estas dinámicas delictivas ponen en riesgo la convivencia social, la democracia, la economía, el medio ambiente y el bienestar en los territorios. Una realidad compleja que necesita de una reflexión profunda en un diálogo que incluya a todos los sectores de la sociedad, y una situación que nos llama también, como Iglesia, a trabajar, junto con otros, para construir condiciones de paz en los distintos territorios. Es tiempo de convocar a los especialistas, de conocer las mejores prácticas locales, escuchar a las víctimas, a los indígenas, a los migrantes, tomar en cuenta a quienes han logrado sostener bajos índices delictivos en los territorios, a las iglesias, y a quienes están participando en los conversatorios por la paz y en los foros de justicia y seguridad.
Por eso, la Iglesia en México ratifica e impulsa un proceso para la pacificación del país a través de las cuatro acciones que hemos estado llevando a cabo: la oración mensual de cada tercer domingo del mes; la plataforma digital “Enciende una luz por México” pidiendo por nuestros hermanos/as desaparecidos y narrando su historia de dolor y de esperanza; la participación en los conversatorios por la paz y los foros de justicia y seguridad.
Con la finalidad de recoger todos los aportes posibles para la paz con justicia y hacer una propuesta viable a nuestras autoridades y al país, convocamos al Diálogo Nacional por la Paz, el cual se lleva a cabo del 21 al 23 de septiembre en la Universidad Iberoamericana de Puebla, con el objetivo de elaborar una Agenda Nacional de paz y articular las iniciativas locales de paz.
La violencia nos pone delante de Jesús Crucificado para denunciar toda injusticia humana, que ahora se ha manifestado en la tragedia que han sufrido nuestros hermanos migrantes muriendo consumidos por el incendio de la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, ante la irresponsable omisión de las autoridades. El mismo Jesús nos invita a poner nuestra confianza en la fuerza de Dios que surge del dolor y de las lágrimas, para caminar con las comunidades, e imaginar horizontes de esperanza en la resurrección.
Un camino que acompañamos desde nuestra fe, unidos como Iglesia Católica en México y que nos ponen en camino hacia una Iglesia en salida y sinodal.
Que esta Semana Santa sea un tiempo de mirar nuestra realidad desde el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesús, para transformar tanta muerte en un llamado comunitario a trabajar por la paz y la justicia desde los distintos territorios.
El comunicado es firmado por:
Monseñor Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey Presidente de la CEM.
† Hércules Medina Garfias
Obispo Auxiliar de Morelia Dimensión Episcopal de Fe
y Compromiso Social
Hna. Juana Ángeles Zárate Celedón, CSC
Presidente de la CIRM
† Ramón Castro Castro
Obispo de Cuernavaca Secretario General de la CEM
† Víctor Alejandro Aguilar Ledesma.
Obispo de Celaya Dimensión Episcopal de Laicos
R. P. Luis Gerardo Moro Madrid, SJ