Fernando Díaz Barriga Martínez, investigador de la Facultad de Medicina e integrante del Grupo Universitario del Agua (GUA) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), calificó como grave que el gobierno señale que parte de la solución al problema del agua sea abrir más pozos en la ciudad capital sin conocer la calidad de la misma. “En San Luis Potosí están abriendo pozos, no los monitorean y no sabemos qué estamos tomando”.
Dentro de la infraestructura hidráulica con la que cuenta el país para proporcionar el agua requerida para los diferentes usuarios nacionales, destacan 4 mil 462 presas y bordos de almacenamiento, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Mientras que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indica que San Luis Potosí cuenta con un total de 528 aprovechamientos, de los cuales 58 son pozos, 467 norias y 3 manantiales, operando un volumen de extracción anual de 6.6 Mm3, cuyo uso es 4.5 para riego, 0.5 en uso doméstico- abrevadero, y 1.6 en servicio público-urbano.
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Aunque se tiene este panorama en el estado potosino, no se están cumpliendo los derechos humanos a la salud y al agua, por lo que Díaz Barriga advirtió que la situación va a empeorar por la sequía, el estiaje y sus efectos hídricos, pues la entidad enfrenta ya temperaturas extremas.
Así lo planteó durante la conferencia plenaria “Agua para todos… pero limpia de todo”, que presentó en el Tercer Foro Estatal el Agua, organizado por la Facultad de Ciencias Químicas y el GUA. Apuntó que el derecho humano al agua conlleva una clara obligación de los estados de dar prioridad a los usos personales y domésticos no para la cervecera o la empresa refresquera.
En la entidad, el vital líquido está contaminado, no sólo por flúor y arsénico, pues recientemente se han encontrado nitratos, mercurio, coliformes, grasas y aceites, contaminantes de la superficie que migraron y ya llegaron al acuífero.
“En el altiplano hay evidencias de contaminación por arsénico y flúor, en la huasteca la contaminan la caña, bichos, descargas municipales, el petróleo en Ébano, el manganeso está presente en el Río Claro que viene del estado de Hidalgo, mientras que el río Moctezuma trae lo que nace de las aguas residuales de la Ciudad de México”.
El consumo de agua contaminada con flúor tiene un impacto severo en la salud. “La mayoría de la población tiene bajos niveles de coeficiente intelectual, a más niveles de contaminación disminuye la inteligencia y aumenta el deterioro cognitivo… nos lavamos los dientes con un neurotóxico y este es un grave problema que combinado con arsénico es peor”.
Alertó sobre la presencia de los microplásticos en el organismo, éstos entran a los tejidos y causan inflamación, afectan al cerebro, bajan el coeficiente intelectual. “Los plásticos tienen colores, son vectores, fijan microorganismos y contaminantes que matan por su tamaño. Pero el problema es peor, porque hay 10 mil 500 aditivos del plástico, de los que mil 254 son altamente tóxicos. Nos preguntamos ¿por qué ahora hay cáncer en jóvenes? porque llevan 35 años de exposición a químicos”.
Los peores enemigos en el tema del agua son la agricultura, las pérdidas, la industria y el sobreconsumo y ejemplificó que en San Luis Potosí, el 10 por ciento del agua está acaparada por los industriales que, a cambio, regresan aguas residuales, y que del 35 al 45 por ciento del líquido se pierde en fugas y en el drenaje.
Díaz Barriga destacó que, ante lo trascendental del problema, las y los potosinos se tienen que informar y si se quiere construir una cultura y un civismo hacía el líquido, esta información tiene que llegar a los jóvenes. Por último, apuntó que abrir más pozos, construir otras presas y traer industrias, como lo ha propuesto la clase política, no son soluciones para la gravedad del conflicto que enfrenta el estado en el tema del agua.