En la céntrica Plaza de Armas, los árboles han adquirido un nuevo significado. Sus ramas, antes testigos mudos del día a día cotidiano, ahora se alzan como monumentos vivos, portadores de historias y esperanzas.
El colectivo Voz y Dignidad por los Nuestros SLP ha tejido un emotivo homenaje en estas frondosas copas, recordando a quienes no pueden ser olvidados: los desaparecidos.
Con una manifestación pacífica que tuvo lugar frente al Palacio de Gobierno del Estado, la demanda de las familias se convirtieron en más que una simple protesta.
Fue un acto de resistencia, un grito silencioso que se elevó desde las raíces mismas de los árboles, en donde las familias buscadoras, con fotografías en mano, compartieron sus lágrimas y sus memorias. Pues cada rostro impreso en papel se convirtió en un faro de esperanza, una promesa de justicia.
“Los árboles de la memoria son eso, un estandarte de cientos de historias, de rostros de quienes hoy son buscados. Son un recordatorio para las autoridades de que existen centenas de desaparecidos, que los seguimos buscando, hasta encontrarles”.
La plaza, ahora vestida con estas imágenes, se ha transformado en un altar de recuerdos. Cada hoja, cada sombra proyectada sobre el suelo, lleva consigo la carga de la memoria de cientos de familias que sufren por la ausencia de sus seres queridos.
En medio de los árboles, como testigos mudos, las familias buscadoras exigieron a las autoridades muestren un poco de solidaridad con quienes no descansan en su búsqueda.
A pesar de los obstáculos, las autoridades indiferentes y la falta de compromiso, estas familias persisten. Siguen su camino, como las raíces que se entrelazan bajo tierra, buscando respuestas, exigiendo justicia.
Los árboles de la memoria, con sus ramas extendidas, nos recuerdan que no podemos olvidar a quienes hoy son buscados.
“Cada desaparecido merece ser encontrado y nombrado".
Así, en la Plaza de Armas, con esta instalación en los árboles, convertimos los rostros de nuestros hijos e hijas en monumentos vivientes, portadores de la memoria colectiva”.
Y mientras sus hojas se mecen al viento, también susurran un compromiso: nunca dejar de buscar, hasta encontrarles.
“Esto es parte de las acciones que componen la Brigada Nacional de Búsqueda, e invitamos a las familias que pasan por esto, que vengan y pongan las fotos o fichas de búsqueda de sus familiares. Igual si no tienen denuncia pueden dejar la foto con los datos de su familiar”.
Cada fotografía, en cada mirada perdida, hay una historia que merece ser contada. Y en cada árbol, una promesa de justicia que no se romperá.