- Delincuencia, insalubridad y competencia desesleal, cosa de todos los días
- Agresiones de perros, agresiones a los formales y cierre de negocios, las consecuencias, denuncian ante El Sol de San Luis
Desesperados, comerciantes establecidos de la calle Hidalgo en el Centro Histórico de esta capital, se sienten abandonado por la autoridad municipal que ha permitido, por compromisos políticos, indiferencia y falta de políticas públicas –según denuncian-, un repunte exponencial del ambulantaje que se ha convertido en un problema de grandes consecuencias.
En diversos escritos enviados al presidente municipal Enrique Galindo Ceballos, al responsable de la Unidad de Gestión del Centro Histórico y a Gestión Ambiental, los comerciantes establecidos narran a detalle el viacrucis diario que viven en una zona donde en 30 años no hubo ambulantes…hasta ahora.
En entrevista con El Sol de San Luis, comerciantes de diversos giros afirmaron que el problema inició con la llegada de la administración municipal actual, que permitió la instalación de ambulantes en la calle Hidalgo entre Mier y Terán, Obregón, Julián de los Reyes; venden cubre bocas, bisutería, aguas frescas, botanas, etcétera.
Se trata de familias completas que instalan los puestos con sombrillas, sobre planchas que se usan en los supermercados y bloquean la visibilidad hacia los locales comerciales. “Los clientes vienen al Centro buscándonos a nosotros pero en el camino se encuentran a los ambulantes y ya no llegan a comprarnos”, dicen los comerciantes establecidos.
No solo hay ambulantes, también pedigüeños como los ciegos que usan enormes bocinas para poner música, mientras a los establecidos les exige la autoridad no rebasar los decibeles que dice la ley. Otros toman cerveza, se quedan dormidos afuera de los locales o agreden verbalmente a las personas transeúntes o los comerciantes.
Los inspectores del ayuntamiento de la capital, encabezados por un tal “Flores”, llegan a la hora en que todavía no llegan los ambulantes, tomando fotos para reportar que “no hay novedad” y se marchan. Cuando los establecidos les exigen que hagan su trabajo, la respuesta es “si quiere revíseles usted el permiso a ver si está en regla”.
Además tienen perros como mascota, “como si estuvieran en el patio de su casa”, los cuales se pelean en la calle y adentro de los negocios, causando pánico. No limpian las heces ni la suciedad que generan. Dejan bolsas de basura, que es dispersada por los propios animales en busca de comida.
“Todos los días tenemos que lidiar con esto y mucho más. Hay negocios que están cerrando, es una competencia desleal, no estamos en contra de que la gente trabaje, pero con orden, sin afectar a nadie. Hay quienes tenemos 30 años aquí y nunca habíamos vivido esta situación y todo por intereses políticos”.
Los comerciantes han sido amenazados y agredidos por los informales, mientras la autoridad muestra indiferencia, por ello, optaron por no dar a conocer sus datos públicamente. “Llamamos al 911pero nunca nos hacen caso, las nuevas patrullas de la ‘poliSia’ solamente acuden a revisar hasta que los candados de los negocios estén bien puestos, a quienes son sus preferidos o recomendados”.
Hasta el momento han logrado sobrevivir con las buenas ventas que tuvieron en Diciembre, pero la competencia desleal que representan los ambulantes los tiene en serios problemas económicos. Deben pagar renta, empleados, servicios y surtir los negocios y las ventas no mejoran porque los ambulantes acapatan los potenciales clientes.
“A nosotros nos pide Salud protocolos sanitarios estrictos, que no pasen más de una o dos personas por familia, pero ya quisiéramos que llegaran familias, no llega nadie y los ambulantes no les exigen ni el uso de cubrebocas, menos gel y sana distancia. La Coepris tampoco revisa los alimentos y aguas que venden, quién sabe cómo los elaboren”.
La situación en esa zona del Centro Histórico, que es el área comercial -o era- más importante de la ciudad, es la insostenible, ante la indiferencia y apatía del ayuntamiento de la capital.