Con una afectación que le impide llevar una vida normal, Antonio Rosales Torres amante de los ofidios desde niño, sobrevive de las ganancias que su pitón constrictora le deja por dejarse tocar y tomar fotos con la gente.
Entre el bullicio de la gente, los boleadores de calzado y los gritones del mercado, se aposta todos los días a un costado de la iglesia de Santa Catarina de Alejandría en Rioverde, a esperar con su mascota que los turistas pasen y por tomarse la foto le regalen algunas monedas.
Luego de intentar sin éxito con otras serpientes que se le morían, entretener a paseantes locales y turistas, Antonio llegó con “Maya”, una serpiente serpiente Pitón Carter, que puede medir de tres a cuatro metros, en su estado actual mide 1.5 metros y pesa 1.4 kilogramos, una serpiente “bebe”.
“A mi desde chico me han gustado las víboras, tuve anteriormente unas pero se me murieron porque no sabía cómo cuidarlas”. Posteriormente y luego de investigar más sobre su cuidado, tomo el valor de adquirir a “Maya”, “aprendí, me anime a comprarla y ya la estoy cuidando como se debe, come ratones por lo regular cada 15 días, su temperatura es cálida, debe tenérsele una placa térmica que en temporada de frío debe tener entre 80 y 90 grados”.
Antonio, quien se traslada por las transitadas calles de Rioverde en su silla de ruedas y con Maya en un pequeño maletín, comenta que para manejarla y que tenga confianza con la gente, debe atenderse todos los días, “hay que agarrarla todos los días para que se acostumbre al toque y pueda manejarse, porque luego se desacostumbra y puede llegar a morder a la gente”, comenta que en los dos años que tiene con ella solamente en una ocasión le ha mordido a él.
“Nada más es el piquete de la mordida, solo la señal de los colmillos, este tipo de serpientes no son venenosas y su mordedura no causa mayor efecto”.
Comenta que su satisfacción además de las propinas que le dejan por las fotos, por tocarla o tan solo por observarla, es ver las expresiones de sorpresa, de gusto, incredulidad y hasta de felicidad en las personas que se acercan a apreciarla.
Sobre su adquisición, dijo; se hizo totalmente legal, “cuando compras un animal te dan su registro, número de serie de que está registrada en Semarnat, hay que cuidar todo eso para cuando sean las inspecciones”.