Una de cada 7 mujeres padece depresión posparto en el mundo, según la organización Salud de los Niños, y esta situación puede empezar en cualquier momento durante el primer año de haber dado a luz, es un trastorno que en México enfrentan 2 de cada 10 mujeres, según lo informó Salvador Ramos Rodríguez, jefe de psicología de la Clínica Psiquiátrica Dr. Everardo Neumann Peña.
En tanto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el mal de este tipo tiene una incidencia mundial de 15 por ciento, mientras que en este país, la incidencia es de 10-20 por ciento reportada por autoinforme, convirtiéndola en un problema de Salud Pública que requiere atención.
La depresión es aquella que comienza durante el embarazo y la depresión posparto es la que se presenta después del nacimiento del menor, es una condición médica seria, que puede ser identificada por el Ginecólogo durante el embarazo y también por el pediatra después del nacimiento del bebé. No es un asunto que la mujer pueda controlar, tampoco es una señal de que no sea o vaya a ser una buena madre.
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Pero esta condición puede poner en riesgo a la mujer y por supuesto a su bebé por lo que se hace necesario hacer un llamado a que quienes estén cercanos a este fenómeno, busquen ayuda para poder salir de este problema psicológico.
Para la mujer y su bebé puede ser peligroso, en el caso de la madre, porque con este cuadro de depresión durante y después del embarazo se da una limitación en los cuidados de su bebé, ya que la enfermedad puede afectar el lazo emocional entre la madre y su bebé. Por estas razones, la depresión postparto puede convertirse en una amenaza para el recién nacido.
El bebé recién nacido requiere de atención las 24 horas, situación que puede afectar a la mujer haciéndola sentir abrumada, agotada y cuando a una madre le falta el apoyo de su pareja o de la familia extensa, puede considerar que no puede salir adelante con su bebé, entre otras causas. El sufrimiento emocional que acompaña al trastorno depresivo es grave y requiere atención inmediata una vez que se identifica.
Una madre depresiva o que sufre de ansiedad puede no poder satisfacer las necesidades del bebé para crecer y prosperar. Es poco probable que ella le lea, lo acaricie, mime y que interactúe con su bebé, lo que lo pone en riesgo de sufrir efectos negativos para su salud, tales como: Retrasos en el crecimiento o malnutrición, Retrasos del desarrollo, Dificultades del sueño, Problemas emocionales y del comportamiento y Problemas de aprendizaje. En algunas ocasiones estos síntomas toman años para presentarse.
Cabe apuntar que en lo que va del año, la Clínica Psiquiátrica “Dr. Everardo Neumann Peña” ha detectado tres mil 545 casos que manifiestan al menos un tipo de depresión, por eso, Salvador Ramos Rodríguez, comentó que la mujer que tiene depresión posparto puede tener periodos de tristeza intensa, apatía, aislamiento, llanto constante, mucha sensibilidad, alteraciones en el sueño, en el apetito, pensamientos o ideas sobre el suicidio o muerte, que pueden impactar en toda la familia, en específico en la relación madre e hijo, que después pueden manifestarse en el niño a través de dificultades en la regulación de las emociones, problemas de conducta y problemas con el rendimiento escolar.
Los estudios confirman que las madres con depresión posparto reducen de manera notable el esfuerzo para la crianza, por lo cual se debe fortalecer el apoyo social y profesional que permita hacer las intervenciones específicas de manera oportuna tanto a nivel de psicoterapia como también farmacológica, a sabiendas de que hay medicamentos que no afectan al bebé durante el embarazo, así como tampoco durante la lactancia.
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