Quisiera que no faltara nada para atender a los pacientes afectados por Covid-19, es muy difícil ver que un paciente este mal y no podamos hacer más, porque todo estaba lleno, dices ahora qué hago, lo que hacíamos era darles orientación en casa, estas son las palabras de la enfermera Hazel Deyanira Gutiérrez Hernández, quien actualmente se encuentra en la primera línea de batalla contra la enfermedad que azota al mundo entero.
Al conmemorarse el 8 de marzo, día de la Mujer, es uno de los ejemplos de la comunidad como potosina y nos narra que ha tenido que sortear distintos retos durante su vida y más en la pandemia.
A 29 años de ejercer la profesión de enfermería, ha identificado que no cualquiera tiene la vocación para participar del cuidado de la salud, pues no todos exponen su vida. Ella lo hace a diario, pues actualmente se encuentra en la Unidad Monitora de Covid, en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, su principal función es identificar a los pacientes para canalizarlos a recibir la ayuda necesaria.
"Ha sido una experiencia muy buena, ya cumplí un año, hago lo mejor que puedo, es una situación estresante, al principio había mucha incertidumbre, al atender a los pacientes, hemos visto a muchos que llegan realmente mal, que tenemos que mandar a hospitales y al área Centinela, es una situación delicada que de repente quisieras ayudarlos más, que fueran atendidos en ese momento y salieran adelante, quisiera que la gente entienda la importancia de quedarse en casa y supiera la magnitud de casos que tenemos, es una angustia constante".
En la etapa más difícil de la pandemia su vocación nunca se quebrantó pues junto con sus compañeros decidió mantenerse en sus puestos de trabajo y aunque temían contagiarse decidieron continuar con la tarea que se les encomendó, incluso nunca dudaron. En el trayecto, ya se contagió.
"Precisamente como para el 21 de diciembre ya me enferme de coronavirus, empecé con síntomas respiratorios, avanzaron rápido y es una situación difícil, durante los primeros nueve días sientes que te falta la respiración, te sientes desesperada y angustiada porque no sabes qué más puede pasar y sigues las indicaciones médicas, pero desde que se inicia y transcurre la enfermedad la primera semana y media, es muy difícil, y más porque hemos visto a muchos compañeros caídos, porque nos ha tocado vivir de cerca la situación, estamos con la zozobra, afortunadamente salí adelante".
Desde pequeña le nació la idea de ser enfermera, tras el ejemplo de algunos de sus familiares que también han dedicado su tiempo al cuidado de la salud, por eso ella insiste en recordarle a la ciudadanía la importancia de mantenerse a salvo durante estos momentos de contingencia sanitaria, porque diariamente llegan a sus manos, casos de personas que han caído ante los letales síntomas de esta enfermedad, muchos no la libran y fallecen.
La pandemia le ha abierto el horizonte a muchos, por eso llama a aquellos que crean tener vocación de servir a la salud, a que replanteen que siempre van a estar expuestos a este tipo de enfermedades endémicas, porque son los que están al principio de la cadena de atención médica "se requiere que les nazca de corazón, lo que se debe hacer, y a lo que se van a enfrentar, es una satisfacción muy grande brindar ayuda a la gente, es lo más gratificante".
Su primer trabajo fue en el hospital psiquiátrico Everardo Neumann de esta capital potosina, donde pudo observar a pacientes que llegaban con fuertes problemas de depresión y ansiedad "fue mi primer empleo y ahí logré aprender cómo entender las enfermedades que tienen".
Ahí, en la clínica, pudo conocer el trabajo de los enfermeros hombres y compararlo con el que realizan las mujeres y considera que aunque tienen el gusto por lo que hacen, los hombres se reprimen en sentimientos, "a las mujeres nos da preocupación y nos conmueven las historias de nuestros pacientes, los hombres no demuestran condiciones afectivas".
Apunta que las mujeres nada las vence y pueden hacer muchas cosas, lamenta que ahora con la crisis sanitaria, algunas compañeras se hayan expuesto a actos discriminatorios por portar el uniforme, pero recuerda que siempre es un riesgo ejercer la profesión que eligieron.
"Lo más importante es el reconocimiento que le puedan dar a la mujer dentro de la sociedad ,que nos hagan sentir bien, que reconozcan que valemos mucho", así culmina esta charla con uno de los valores femeninos de la comunidad potosina.
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