Hace 79 años, a don Jesús Montante le tocó repartir los primeros espacios del mercado “Miguel Hidalgo”; no se aprovechó de ello y tomó el último local que quedó disponible. Cuatro generaciones después, es la cremería “La Holandesa” uno de los negocios que, a la fecha, pueden seguir festejando un año más de vida, y a veces de sobrevivencia.
Este domingo, ese centro de abasto que en su momento tuvo sus años de abundancia, de compradores que acudían a realizar sus compras porque no había otro lugar donde hacerlo, cumplió 79 años de existencia, aunque hay quienes le atribuyen un poco más, sumando los años que fue una especie de zoco donde, efectivamente, se podían hallar productos traídos desde los ranchos más cercanos y, a la fecha, todavía se encuentra diversa mercancía.
Ahí, hay frutas y legumbres frescas, todo de temporada; no hay otro lugar donde se encuentre el pescado fresco, los mejores cortes para una carne asada y, definitivamente, como suele presumir María de Jesús, hija de don Jesús Montante y Josefina Salazar, pioneros de ese centro de abasto, no hay otro lugar donde se encuentren los mejores lácteos artesanales, como el queso saltierra, el molido, el panela, el asadero, el de cabra, las cremas, las carnes frías y, sobre todo, las gorditas de cuajada. Y es verdad.
“La Holandesa” –bautizada así porque don Jesús sabía que en Holanda existían las vacas que daban la leche de mejor calidad- es, quizá, el único negocio de mercado “Miguel Hidalgo” que se modernizó y hoy comercializa sus productos hasta en redes sociales.
Ese negocio de 79 años, se sumó a los festejos del mercado, que este domingo amanecieron con descuentos para todos sus compradores, con música de mariachi, con misa de agradecimiento y hasta con una muestra gastronómica de los mejores alimentos que comercializan las famosas fondas del segundo piso del mercado, como “El Modelo”, en el local número 3, donde sirven unas parrilladas con los mejores cortes de carne.
Y si da flojera subir a ese segundo piso, abajo se pueden degustar las gorditas más grandes de San Luis, en el comedor “San Francisco”; las “gordotas” del mercado, dicen sus clientes; enfrente, “La Pasadita” con sus tradicionales tacos rojos y quesadillas.
Luego de la muestra gastronómica, el mercado se inundó de los sonidos de la cumbia y, en su exterior, clientes disfrutaron de funciones de box y de lucha libre, así como de danzas autóctonas. Y lo mejor: Descuentos en todas las compras.
En medio de los festejos, durante la misa, se recordó a los locatarios que han dejado el mundo terrenal, los que se han ido hace tiempo, y los más recientes, los de este año, los que dejaron su vida en ese espacio comercial, los que consolidaron sus locales y que han heredado de generación en generación