Juan Mario Solís, politólogo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) calificó al sexto informe de gobierno del presidente de la república mexicana, Andrés Manuel López Obrador, como un acto republicano de rendición de cuentas, que seguramente se dio en un contexto meditado porque lo supo convertir en un acto político.
“Pero no sería la primera vez, que eso ocurriera un acto político de despedida, un acto tal vez para reunir a una feligresía y que conste que no, no lo digo en términos peyorativos en absoluto, pero hay que entender que un partido político como Morena se ha construido en torno a la figura de un líder y no es un partido atípico, en ese sentido en los tiempos modernos y ese ese tipo de liderazgos congregan alrededor de auténticas feligresías, por eso hicieron un acto más que republicano, por supuesto un acto más allá de lo político, sino quizás un acto de reafirmación de fe”.
El jefe de la nación hablaba sobre las reformas constitucionales que hizo al país, argumentando que era lo que necesitaba el sistema mexicano “pues yo a mis 42 años nunca he conocido a un político que hable mal de su gestión, el día que eso ocurra, yo creo que estaremos ante un hito histórico y mira que hay políticos que han reconocido errores, pero siempre hacen un esfuerzo por vender lo mejor posible el trabajo que han realizado en una encomienda como la como la que han tenido. Puedo entender al presidente López Obrador como a cualquier presidente mexicano que ha pasado por ahí, pues que maximice los logros que él considera han obtenido sus respectivos gobiernos no sería la excepción”.
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Consideró que las cifras que usó, las utilizan muchos políticos “dan cifras que están a disposición, pero de otras cifras se omiten para que no le hagan sombra a los supuestos logros, son efectos que pregonan, yo creo que deberíamos de ser suficientemente mesurados en cuanto a que no podemos pensar que todo lo hecho por López Obrador fue bueno, pero tampoco que todo fue mal a merced de ser justos, como cualquier gobernante tiene cosas buenas tiene cosas malas, dependerá por supuesto de la ciudadanía”.
Pero recordó que en este este ejercicio de rendición de cuentas, evaluar al presidente de México se puede hacer a través de la capacidad de respuesta del gobierno, sí satisfizo las expectativas o no de la población y el resultado puede observarse en el proceso electoral del pasado 2 de junio, “es un termómetro más que válido para asimilar que dos de cada tres mexicanos que acudieron a las urnas están de acuerdo con ese proyecto de gobierno y las personas que no votaron por ese proyecto podrán sentirse muy frustradas o lo que sea, pero la realidad es que el 60 por ciento de quienes acudieron a las urnas están de acuerdo con esa manera de gobernar”.
Su interpretación es que la gente está más de acuerdo en la transferencia de rentas privadas que de bienes públicos, es decir a la gente le interesa más y es válido tener un recurso económico adicional a su ingreso, que el hecho de tener bienes públicos como escuelas, hospitales, plazas públicas, centros deportivos, “eso pareciera ser que no es tan importante para el elector un servicio de salud, eso no es importante como si el hecho de tener una renta privada de transferencia directa que aumente los ingresos del hogar”.