El 20 de febrero de 2018, la vida de Margarita García Pérez cambió para siempre. Ese día para ella se ha convertido en una fecha imborrable en su memoria, su hermana Emma y su pequeña sobrina Victoria se convirtieron en víctimas de feminicidio en la pequeña comunidad de San José Tlajumpal, en Matlapa, municipio de San Luis Potosí.
Más de seis años han transcurrido desde aquel trágico evento, y aún no se ha logrado que los culpables de este atroz asesinato enfrenten las consecuencias tras las rejas.
La incertidumbre y el miedo se han convertido en compañeros constantes para Margarita. Cada día recuerda cómo sucedieron los hechos de aquella noche de febrero.
Margarita cuenta a El Sol de San Luis que a las 12 de la noche, recibió la noticia devastadora. Pero en ese momento, no comprendía la magnitud de la tragedia que había golpeado a su familia.
Emma y Victoria salieron de casa alrededor de las 10 de la noche. Nadie recuerda haber visto a alguien esperándolas en la carretera. Sin embargo, mientras conducían, comenzaron los disparos. La camioneta en la que viajaban fue sacada de la carretera. Afortunadamente, no era un precipicio, sino un terreno plano. Pero en ese instante, Emma y Victoria recibieron un disparo y así se perdió el control del vehículo.
Dos individuos en una motocicleta llegaron al lugar. Exigieron que se identificara el hermano de Margarita, quien estaba con Emma y Victoria. La tragedia había dejado una marca imborrable en sus vidas.
Luego del feminicidio de Emma y Victoria, Margarita y su madre se dirigieron a la Delegación Regional Sexta de la Fiscalía General del Estado de San Luis Potosí para presentar una denuncia.
Sin embargo, se encontraron con una serie de obstáculos, incluida la falta de información sobre el proceso legal y la violencia institucional por parte de los agentes del Ministerio Público.
Margarita compartió que la Policía de Investigación tampoco ha realizado su trabajo de manera efectiva. Un contexto preocupante, porque además de ello, en la región de la Huasteca, la rotación frecuente de los agentes ha afectado el proceso.
“Cuando acudo al MP siempre me piden un oficio para revisar el expediente de los hechos. Otras veces, los agentes eran nuevos y no tenían acceso al caso, lo que retrasó aún más el proceso”.
A pesar de que se recopiló información, Margarita nunca fue notificada sobre el progreso de la carpeta de investigación. Además, Margarita denunció que el asesor jurídico que le proporcionó la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (CEEAV) no le dio orientación clara, pese a que se le aseguró que recibiría información sobre el seguimiento de su denuncia. Que la obligó no solo a enfrentar dolor y descontrol debido a la pérdida de su hermana y sobrina, sino también a resolver la situación física que causaron las heridas de su hermano durante este lamentable hecho.
La falta de transparencia y la burocracia han afectado la búsqueda de justicia para Emma y Victoria, dijo Margarita, quien enfatizó que es fundamental que las autoridades tomen medidas para agilizar el proceso y brindar apoyo a las víctimas y sus familias.
Hoy, Margarita sigue luchando. En su voz, se escucha la determinación y la esperanza de que la justicia prevalezca. Y quien no permitirá que el caso de Emma y Victoria caiga en el olvido. Su clamor es el de muchas otras familias que han perdido a sus seres queridos en circunstancias similares.
“Me duele, me duele mucho y lo único que exijo es justicia, no les pido otra cosa, que hagan su trabajo que investiguen y que den con las personas responsables que andan libres por las calles, quienes sin motivo y razón le quitaron la vida a quienes más amaba en este mundo”.
La lucha contra el feminicidio continúa. Margarita García Pérez es un recordatorio constante de que detrás de cada estadística hay nombres, rostros y corazones rotos. Ella busca que su voz siga resonando hasta que se haga justicia.