Titane nació para dar de qué hablar. Desde su estreno en el Festival de Cannes levantó pasiones entre el público y la crítica. ¿Y todo por una mujer que tiene relaciones sexuales con un automóvil?
No, ese es sólo el inicio de una película que pone en pantalla una tanda de asesinatos violentos, esperanzadores momentos y exóticos bailes, en una alegoría de la búsqueda de identidad.
La película de Julia Ducournau ganó la Palma de Oro este año en Cannes. No es la primera vez que la francesa tiene un reconocimiento ahí, pues hace cinco años lo hizo con su debut en Voraz, un terror sobre una adolescente vegetariana que descubre las delicias de la carne humana.
Con Titane, la cineasta apuesta por lo sensorial. Alexia (Agathe Rouselle) es una mujer que huye de su vida perseguida por una serie de asesinatos que cometió. En su escape toma la identidad de un joven extraviado hace años que resulta ser hijo de Vincent (Vincent Lindon), por lo que deberá tomar su papel mientras algo en su vientre crece.
La historia parece una especie de rompecabezas con cientos de piezas desperdigadas en la pantalla. Pero Julia Ducournau logró simplificarlas en un guion que vincula la fiereza humana con la parte más sensible e inocente.
“Fue un auténtico ejercicio de equilibrio”, confiesa la directora en una entrevista cedida por Cine Caníbal. “Para dar a Titane su forma definitiva me centré en el personaje de Vincent y en su fantasía: esta idea de que a través de una mentira se puede dar vida al amor y a la humanidad”.
A través de la expresión corporal de su protagonista, Julia Ducournau quiso plasmar la trasformación de una dualidad humana mediante imágenes explícitas combinadas con momentos entrañables.
“Quería hacer una película que, en un principio, pudiera parecer ‘poco amable’ por su violencia, pero que luego nos encariñáramos profundamente con los personajes y, en última instancia, recibiéramos la película como una historia de amor. O mejor dicho, una historia sobre el nacimiento del amor, porque aquí todo es una cuestión de elección”.
La cineasta parisina logró esto gracias al trabajo de Agathe Rouselle, quien debuta en la pantalla grande con esta película. A través de su cuerpo, la actriz traza la ruta de madurez de una joven sin empatía que termina encontrando esperanza en el lugar más desolador.
“Sabía que para este papel debía tener una cara desconocida. Pues no quería que la gente pensara que estaba viendo la transformación de una actriz físicamente conocida a medida que va sufriendo sus mutaciones. Necesitaba una desconocida para encarnar una feminidad con contornos borrosos, alguien en quien el público no pudiera proyectar ninguna expectativa”, señala la directora.
Agathe Rouselle realiza al inicio una de las escenas más aventuradas para una cinta estrenada recientemente en Cannes. Sobre un automóvil baila de tal forma que parece liberar su yo interior, aunque en realidad esta sea sólo una pequeña muestra de lo que realmente es.
“Esa secuencia está ahí para imponer una determinada visión -no mi visión- de Alexia, o más exactamente, de lo que otros quieren que sea. Esta visión la idealiza, la iconiza y sexualiza a la fuerza, la hace obedecer a toda una serie de clichés. Lo veo como un señuelo: estamos explorando una capa superficial que insinúa el océano en el que vamos a sumergirnos, donde descubriremos una feminidad de contornos muy borrosos”, explica la realizadora.
Titane acaba de ser nominada a cinco Premios del Cine Europeo, además de representar a Francia en la próxima entrega del premio Oscar. Se puede ver en cines
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