/ jueves 5 de mayo de 2022

#Soy Hugo Blanquet: “Ser drag es una satisfacción intelectual, creativa y sexual”

El actor y drag queen nos recibe en su casa para contar su historia y conocer su proceso de transformación como la exitosa Miss Diamond

Para Hugo, la luz que da sobre la barra del desayunador de la cocina es la mejor para llevar a cabo su transformación. Ya son casi las 21:00 horas y apenas va con la base. Capa sobre sobre capa, un tono cubre a otro. Con el corrector se borra las cejas para entonces poner una línea sobre ellas más pronunciada.

Comienza a desesperarse porque un día antes había roto su espejo, él no necesita de esos que usan las grandes estrellas en su camerino rodeado de focos intensos, con uno de mano basta. Labios rojos, pómulos pronunciados, pestaña enorme y párpados grises. “De niño quería ser bombero”, dice quien ahora se personifica como Miss Diamond.

Confiesa que sus noches están llenas de risa, música, caos y neurosis, “la vida de drag queen es muy cansada, pero es interesante, desafortunadamente me llegó la popularidad ya grande cerca de los 40”.

Este año cumple 25 años de carrera haciendo cabaret y teatro; su sueño es hacer cine y en televisión las oportunidades no han sido las mejores:

“Me han ofrecido muchas cosas en programas, uno fue en Cómo dice el dicho, otro en la Rosa de Guadalupe, pero siempre es un personaje de la jotita estilista o el señor carnicero que se viste de mujer por las noches. Si no le tengo respeto a lo que hago, la gente no lo va a respetar, eran cosas burdas”.

El talento lo trae desde niño, y en cualquier oportunidad que tenía, sobresalía por sus virtudes en el canto y la actuación.

“Soy hijo único; fui criado por mi abuela y mi tía en una familia muy amorosa. Era un desmadre, en cualquier obra bailable que había, ahí estaba yo pegando de brincos. Hacía conciertos de Timbiriche en la sala de la casa.

“Acabé la secundaria y la mitad de la prepa. Cuando tuve mi despertar sexual, explotó todo, mi mamá me sacó de la escuela y me dijo que primero terminara la preparatoria y luego podía hacer lo que quisiera, pero de la escuela no me echaban porque era muy inteligente, de ahí en fuera era un desmadre”.

Esa hiperactividad se detuvo al enterarse que a su corta edad tenía una grave enfermedad.

“Tuve cáncer y desde ahí fue un penar, era muy introvertido. Actualmente sólo tengo un riñón. Le dijeron a mi mamá que me sacara de la escuela porque sólo tenía seis meses de vida.

“No sé qué pude haber hecho siendo un niño para tener eso, pero de algo tenemos que aprender. No sé por qué a estas alturas de mi vida debo vivir con un riñón, pero no puedes pensar en eso toda tu vida, sino pensar mejor en hacer tus cosas porque no sabes cuándo te va a dejar de funcionar ese riñón”.

Esa es su principal motivación para hacer lo que tanta ama y le apasiona, y cada presentación es como una inyección de adrenalina con la que carga motores.

“Estudié mercadotecnia pero dije, ‘esto no es para mí’, y fue como decidí entrar a estudiar actuación al Centro Virginia Fábregas, a partir de ahí no deje de hacer teatro”.

Foto: Daniel Galeana

Entre pelucas, vestidos y algo más

Miss Diamond comenzó con papeles de bruja en teatro, gracias a su potente tono de voz. En aquella época el término drag queen no se conocía en nuestro país, y así comenzó su batalla.

“Nos decían las locas, los payasitos… Las travestis nos odiaban, pero por nosotras (las drags) logramos que la marcha del orgullo llegara hasta el zócalo, sobre todo por la Súper Mana. Recuerdo que en esa marcha nosotras sólo llegábamos hasta Bellas Artes, nos aventaban orines, comida… Teníamos dos camiones e íbamos hasta atrás, finalmente llegamos al Zócalo, nunca había llorado tanto, fue una gran lucha que hicimos todos y que la gente no ve”.

¿Y qué es una drag queen? “El término tiene diferentes significados desde los griegos. Dicen que es misógino, porque viene de la sumisión a la mujer. Pero en realidad es un homenaje a la libertad de expresión de la mujer”.

Así comenzó su historia. “Empecé a trabajar en los bares a los 18 años. Bailé con Laura León. Después vendí cursos de inglés, fui distribuidor de una marca de celulares, ahí me di cuenta de que el stand up era lo mío porque sin quererlo, daba capacitaciones y eran las más exitosas.

“Pero yo quería vestirme de mujer, así que hice teatro, cabaret y lancé el espectáculo Diva México con música vernácula donde contaba la historia de La Güera Rodríguez… Una historia apasionante, me encantaría hacer su vida en teatro”.

Fue ese personaje el que la llevó a crear un montaje de stand up donde ella tenía siete maridos y cada uno era un pecado capital.

“Este es el mismo show que llevo en Dragamorfosis, ¿por qué se llama así? Porque drag es lo que soy, amor es lo que busco y fosis es todo lo que tenga que hacer una draga cuarentona como yo para no morir en el intento”.

Foto: Daniel Galeana

Un reto más

Para Miss Diamond es muy importante que la gente sepa que no se considera activista, pero que su lucha por los derechos la ha llevado por un camino difícil en el que ha tenido que enfrentar hasta a la policía.

“Una vez escuché a Ophelia Pastrana decir que nosotras no teníamos voz, pero que por nosotras existe una marcha.

“Quiero que la gente sepa que también me pegaron. A mí me fue bien, pero había muchas que las llevaban a Lecumberri y eso era violación segura. La sufrí porque yo siempre he sido como soy. Antes, los policías te acusaban de prostitución y muchas veces me detuvieron”, asegura.

“Los martes en el bar Taller de la Zona Rosa, habían pláticas y contaban lo que sucedía en el mundo gay, como cuando se llevaban a los chichifos (prostitutos) de Zona Rosa y los iban a votar a Santa Fe. Había un grupo de activistas, verdaderos activistas que en esa época no les importaban los likes, que fueron los que ayudaron a que se respetaran nuestros derechos”.

Y añade: “la discriminación jamás me afectó porque nunca he dejado de ser quien soy, ni dejado que una persona tenga el poder sobre mi vida y una palabra como puto no me describe en absoluto”.

Para ella el respeto es primero que cualquier religión o forma de pensar:

“Estoy de acuerdo con que no aceptes la homosexualidad, pero esa diferencia no te hace mejor persona y no te da derecho de juzgar mi vida… No tengo porque seguir tus reglas, no te pido que me entiendas, pero te exijo que me respetes. Puedes creer en la religión, pero yo no tengo que vivir bajo tus reglas”.

Afirma que se siente orgullosa de su identidad y que jamás pretenderá cambiarla.

“Nunca he querido cambiar mi identidad, ser drag es una satisfacción personal, intelectual, creativa y sexual. Para ser mujer empoderada no es necesario cambiar género, me costó trabajo convertirme en travesti porque es difícil que la gente te acepte, pero después dije: No me importa que me acepten. Muchos amigos se fueron y los que se quedaron es porque son unos chingones”.

Foto: Daniel Galeana

Para todo público

Miss Diamond hace reír a todo tipo de público y a pesar de su popularidad entre la comunidad LGBT+ dice que el público hetero es uno de sus fieles seguidores.

“Mi show no es tanto para la comunidad, sino que ha sido bien aceptado entre la comunidad hetero, incluso también voy a palenques. A veces llego a tener hasta nueve shows en un día. Duermo poco, por lo regular los días que descanso son los miércoles”.

Finalmente, confiesa el que considera que ha sido su mayor error:

“Haber abusado de las drogas tanto tiempo… Y haber confundido el amor con la toxicidad. Y mi mayor acierto es haber dejado todo eso”, concluye.

Todo la información sobre sus presentaciones, a través de sus redes: Dragamorfosis y @hugoblanquetofficial.

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Para Hugo, la luz que da sobre la barra del desayunador de la cocina es la mejor para llevar a cabo su transformación. Ya son casi las 21:00 horas y apenas va con la base. Capa sobre sobre capa, un tono cubre a otro. Con el corrector se borra las cejas para entonces poner una línea sobre ellas más pronunciada.

Comienza a desesperarse porque un día antes había roto su espejo, él no necesita de esos que usan las grandes estrellas en su camerino rodeado de focos intensos, con uno de mano basta. Labios rojos, pómulos pronunciados, pestaña enorme y párpados grises. “De niño quería ser bombero”, dice quien ahora se personifica como Miss Diamond.

Confiesa que sus noches están llenas de risa, música, caos y neurosis, “la vida de drag queen es muy cansada, pero es interesante, desafortunadamente me llegó la popularidad ya grande cerca de los 40”.

Este año cumple 25 años de carrera haciendo cabaret y teatro; su sueño es hacer cine y en televisión las oportunidades no han sido las mejores:

“Me han ofrecido muchas cosas en programas, uno fue en Cómo dice el dicho, otro en la Rosa de Guadalupe, pero siempre es un personaje de la jotita estilista o el señor carnicero que se viste de mujer por las noches. Si no le tengo respeto a lo que hago, la gente no lo va a respetar, eran cosas burdas”.

El talento lo trae desde niño, y en cualquier oportunidad que tenía, sobresalía por sus virtudes en el canto y la actuación.

“Soy hijo único; fui criado por mi abuela y mi tía en una familia muy amorosa. Era un desmadre, en cualquier obra bailable que había, ahí estaba yo pegando de brincos. Hacía conciertos de Timbiriche en la sala de la casa.

“Acabé la secundaria y la mitad de la prepa. Cuando tuve mi despertar sexual, explotó todo, mi mamá me sacó de la escuela y me dijo que primero terminara la preparatoria y luego podía hacer lo que quisiera, pero de la escuela no me echaban porque era muy inteligente, de ahí en fuera era un desmadre”.

Esa hiperactividad se detuvo al enterarse que a su corta edad tenía una grave enfermedad.

“Tuve cáncer y desde ahí fue un penar, era muy introvertido. Actualmente sólo tengo un riñón. Le dijeron a mi mamá que me sacara de la escuela porque sólo tenía seis meses de vida.

“No sé qué pude haber hecho siendo un niño para tener eso, pero de algo tenemos que aprender. No sé por qué a estas alturas de mi vida debo vivir con un riñón, pero no puedes pensar en eso toda tu vida, sino pensar mejor en hacer tus cosas porque no sabes cuándo te va a dejar de funcionar ese riñón”.

Esa es su principal motivación para hacer lo que tanta ama y le apasiona, y cada presentación es como una inyección de adrenalina con la que carga motores.

“Estudié mercadotecnia pero dije, ‘esto no es para mí’, y fue como decidí entrar a estudiar actuación al Centro Virginia Fábregas, a partir de ahí no deje de hacer teatro”.

Foto: Daniel Galeana

Entre pelucas, vestidos y algo más

Miss Diamond comenzó con papeles de bruja en teatro, gracias a su potente tono de voz. En aquella época el término drag queen no se conocía en nuestro país, y así comenzó su batalla.

“Nos decían las locas, los payasitos… Las travestis nos odiaban, pero por nosotras (las drags) logramos que la marcha del orgullo llegara hasta el zócalo, sobre todo por la Súper Mana. Recuerdo que en esa marcha nosotras sólo llegábamos hasta Bellas Artes, nos aventaban orines, comida… Teníamos dos camiones e íbamos hasta atrás, finalmente llegamos al Zócalo, nunca había llorado tanto, fue una gran lucha que hicimos todos y que la gente no ve”.

¿Y qué es una drag queen? “El término tiene diferentes significados desde los griegos. Dicen que es misógino, porque viene de la sumisión a la mujer. Pero en realidad es un homenaje a la libertad de expresión de la mujer”.

Así comenzó su historia. “Empecé a trabajar en los bares a los 18 años. Bailé con Laura León. Después vendí cursos de inglés, fui distribuidor de una marca de celulares, ahí me di cuenta de que el stand up era lo mío porque sin quererlo, daba capacitaciones y eran las más exitosas.

“Pero yo quería vestirme de mujer, así que hice teatro, cabaret y lancé el espectáculo Diva México con música vernácula donde contaba la historia de La Güera Rodríguez… Una historia apasionante, me encantaría hacer su vida en teatro”.

Fue ese personaje el que la llevó a crear un montaje de stand up donde ella tenía siete maridos y cada uno era un pecado capital.

“Este es el mismo show que llevo en Dragamorfosis, ¿por qué se llama así? Porque drag es lo que soy, amor es lo que busco y fosis es todo lo que tenga que hacer una draga cuarentona como yo para no morir en el intento”.

Foto: Daniel Galeana

Un reto más

Para Miss Diamond es muy importante que la gente sepa que no se considera activista, pero que su lucha por los derechos la ha llevado por un camino difícil en el que ha tenido que enfrentar hasta a la policía.

“Una vez escuché a Ophelia Pastrana decir que nosotras no teníamos voz, pero que por nosotras existe una marcha.

“Quiero que la gente sepa que también me pegaron. A mí me fue bien, pero había muchas que las llevaban a Lecumberri y eso era violación segura. La sufrí porque yo siempre he sido como soy. Antes, los policías te acusaban de prostitución y muchas veces me detuvieron”, asegura.

“Los martes en el bar Taller de la Zona Rosa, habían pláticas y contaban lo que sucedía en el mundo gay, como cuando se llevaban a los chichifos (prostitutos) de Zona Rosa y los iban a votar a Santa Fe. Había un grupo de activistas, verdaderos activistas que en esa época no les importaban los likes, que fueron los que ayudaron a que se respetaran nuestros derechos”.

Y añade: “la discriminación jamás me afectó porque nunca he dejado de ser quien soy, ni dejado que una persona tenga el poder sobre mi vida y una palabra como puto no me describe en absoluto”.

Para ella el respeto es primero que cualquier religión o forma de pensar:

“Estoy de acuerdo con que no aceptes la homosexualidad, pero esa diferencia no te hace mejor persona y no te da derecho de juzgar mi vida… No tengo porque seguir tus reglas, no te pido que me entiendas, pero te exijo que me respetes. Puedes creer en la religión, pero yo no tengo que vivir bajo tus reglas”.

Afirma que se siente orgullosa de su identidad y que jamás pretenderá cambiarla.

“Nunca he querido cambiar mi identidad, ser drag es una satisfacción personal, intelectual, creativa y sexual. Para ser mujer empoderada no es necesario cambiar género, me costó trabajo convertirme en travesti porque es difícil que la gente te acepte, pero después dije: No me importa que me acepten. Muchos amigos se fueron y los que se quedaron es porque son unos chingones”.

Foto: Daniel Galeana

Para todo público

Miss Diamond hace reír a todo tipo de público y a pesar de su popularidad entre la comunidad LGBT+ dice que el público hetero es uno de sus fieles seguidores.

“Mi show no es tanto para la comunidad, sino que ha sido bien aceptado entre la comunidad hetero, incluso también voy a palenques. A veces llego a tener hasta nueve shows en un día. Duermo poco, por lo regular los días que descanso son los miércoles”.

Finalmente, confiesa el que considera que ha sido su mayor error:

“Haber abusado de las drogas tanto tiempo… Y haber confundido el amor con la toxicidad. Y mi mayor acierto es haber dejado todo eso”, concluye.

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