En una economía circular, los materiales son más duraderos y más fáciles de reparar, reutilizar y reciclar, mientras que los residuos se convierten en un recurso. Además, los procesos, desde la producción hasta la gestión de residuos, se hacen más eficientes cada año. Los modelos de negocio innovadores permiten a las empresas crear valor mediante la venta de servicios en lugar de productos.
Las tecnologías digitales serán fundamentales para lograr este cambio sistémico. La Unión Europea (UE) debe aprovechar al máximo las soluciones digitales en beneficio de una economía circular. Esto requiere abordar las barreras para su aceptación, permitir el libre flujo de datos a través de las fronteras, fomentar la confianza en la economía de datos y maximizar las sinergias entre las agendas de la economía digital y circular, manifestó Maria Luz Díaz, docente y consultora ambiental Cerem International Business School.
La creación, extracción, procesamiento y uso compartido de datos habilitados por tecnologías digitales como sensores, dispositivos conectados y una profunda ventaja competitiva TIC conducirá a un uso más inteligente de los recursos. Al proporcionar datos sobre el estado de los componentes en tiempo real, los sensores colocados en productos como neumáticos y elevadores permiten a las empresas anticipar fallos; y saber cuándo mantener, reemplazar o reparar componentes. Esto permite el mantenimiento predictivo y extiende la vida útil de un producto.
Las empresas también pueden vender productos como un servicio mediante el uso de sensores para controlar su uso. Los usuarios pagan una tarifa basada en el consumo, mientras que las empresas conservan la propiedad del producto. Esta es una asociación mutuamente beneficiosa: las empresas reciben un flujo continuo de ingresos y tienen un incentivo para mantener sus productos en uso por más tiempo, mientras que los consumidores solo tienen que pagar por lo que necesitan.